La amenaza continúa vigente

Agencias
-

La expulsión del autoproclamado califato del Estado Islámico de Siria e Irak no ha detenido a cientos de yihadistas, que siguen atentando a pequeña escala mientras intentan organizarse

La amenaza continúa vigente - Foto: Zohra Bensemra

La última bandera negra que se atribuyó el Estado Islámico (EI) cayó hace un año cuando fue derrotado territorialmente en Al Baguz, su último feudo, aunque persiste en sus ataques en Siria e Irak.

El 23 de marzo de 2019, las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una alianza representada por kurdos y respaldada por la coalición internacional liderada por EEUU, anunció la derrota territorial del grupo yihadista tras meses de ofensiva y semanas de dura campaña en la pequeña población de Al Baguz, limítrofe con Irak. «Después de que las FSD eliminaran al EI en su última batalla en Al Baguz, ya no hay áreas geográficas controladas por el EI, pero, un año después, los ataques terroristas contra civiles y militares no se han detenido y siguen realizándose con sus células activas», apuntó ayer Mervan Qamishli, jefe militar de las FSD. «Nuestras operaciones deben continuar porque el EI todavía tiene el objetivo de resurgir», aseguró, por su lado, el portavoz de la alianza antiyihadista, el coronel Myles B. Caggins III.

Las unidades estadounidenses se retiraron del norte de Siria el pasado octubre por no entrar en conflicto con Turquía, que lanzó una ofensiva contra los kurdos, pero se posicionaron más tarde en la provincia de Deir al Zur para proteger las plantas de crudo y evitar la reinsurgencia del EI.

Durante este año, el líder del EI, Abu Bakr al Bagdadi, murió en una operación estadounidense en una aldea en Idlib, aunque su fallecimiento no ha detenido a la organización.

Los ataques de células durmientes se redujeron a un mínimo histórico en septiembre de 2019, con 43 ataques. Aunque, según sus datos publicados el 21 de marzo, esto «repuntó» con la ofensiva de Turquía desde octubre, ya que en noviembre y diciembre registraron 83 y 84 ataques de esas células, respectivamente.

En diciembre de 2017 se declaró el fin del EI en Irak, pero la ofensiva en el noreste de Siria elevó el nivel de alerta en el país por la posible huida de los extremistas por la incontrolable frontera. «Las Fuerzas de Seguridad iraquíes continúan presionando a los remanentes del EI en las zonas montañosas del centro norte de Irak, las llanuras de Nínive y el desierto de Anbar», indicó el coronel Caggins. Las células «más activas y peligrosas» se encuentran «en la orilla norte del Éufrates, en Deir al Zur», «desde donde pueden organizar ataques en otros lugares».