El roscón gana en sabor con su base en la tradición

D. F.
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La fábrica de Pan Real en Torralba de Calatrava produce más de 5.000 unidades de diferentes tamaños y sabores cada dos días únicamente en el periodo que va del 2 de enero hasta el Día de Reyes

El roscón gana en sabor con su base en la tradición - Foto: Pablo Lorente

El roscón de reyes es una tradición española que sigue en aumento por la vía de ampliar sus variedades y sabores. Un ejemplo es lo que ocurre en la empresa ciudadrealeña Pan Real, que estos días trabaja intensamente a un ritmo de más de 5.000 unidades en dos días en la fábrica que Pan Real tiene en Torralba de Calatrava.

El gerente de la empresa, Eloy Sánchez Campos, comenta que el roscón «es un producto especial con un largo proceso de elaboración», que empieza incluso con la selección de la harina «de más fuerza que la que se emplea para hacer el pan normal, porque tiene que aguantar el azúcar y todo lo que le tenemos que poner», de modo que su contenido en proteínas es mucho mayor.

La primera fase es la elaboración de una masa simple, con harina y levadura que se deja reposar y a la que en un segundo momento se incorpora el azúcar, la mantequilla y el huevo para amasarlo de nuevo con ayuda de las modernas máquinas repartidas por todo el obrador.

Mientras la mezcla va dando vueltas, Sánchez introduce la mano y arranca una pella que estira concienzudamente con los dedos con la idea de apreciar mejor los aromas que luego formarán parte del producto final, dice a modo de muestra. Una vez que la masa está en su punto, se da forma a los roscones. En este sentido, en Pan Real se trabaja fundamentalmente con tres tamaños: de 250, 500 gramos y un kilo, a los que en los últimos años se ha sumado una nueva variedad más reducida «de 125 gramos, que viene muy bien para la hostelería», comenta Eloy Sánchez.

Es en esa fase de dar forma a los roscones donde se introduce la sorpresa y el haba. Con estos elementos ‘imprescindibles’ ya dentro, las piezas pasan a una segunda sala que es en la que se colocan los adornos, primero con una capa de huevo y después las frutas escarchadas y por encima de éstas las almendras cortadas en láminas y el azúcar. Es entonces cuando el roscón está listo para hornearse. Y una vez que esta hecho, ya sólo queda cortarlo por la mitad y rellenarlo con nata, crema, trufa u otros.

Con todo, también es posible hacer preparaciones al gusto del cliente, para lo que según Eloy Sánchez, «hay que avisar en el punto de venta un par de días antes».

Preparar los roscones conlleva que en Pan Real se dejen de fabricar otros dulces, que «en estas fechas tampoco se venden», aclara el gerente, en un trabajo que implica hasta 45 personas en varios turnos teniendo en cuenta tanto a los operarios del obrador, como los encargados de su distribución. Pero el esfuerzo merece la pena. «Nosotros vendemos más que antes», apunta Sánchez, quien precisa que el periodo de fabricación dura desde el 2 de enero hasta el mismo Día Reyes, puesto en dicha jornada «siempre se deja un poco de masa lista por si hay que atender una demanda urgente».

En cualquier caso, insiste que únicamente hacen roscones de reyes en estas fechas, desde el 2 de enero, frente a otros establecimientos que muestran este producto desde poco después de comenzar el mes de diciembre.