Matías Gómez voló ayer a París, donde este viernes disputará en el estadio Pierre de Coubertain el Preolímpico, última competición para sellar su billete para los Juegos de Tokio de este verano. Serán los primeros en el programa olímpico del karate, que no tiene asegurada su presencia, ni mucho menos, en los de París 2024. A sus 30 años, el bolañego, uno de los más laureados del karate español, sabe que está ante su gran oportunidad, que le llega cuando menos lo esperaba, tras quedarse fuera del Campeonato de Europa.

Ahora se le presenta esta nueva opción en un Preolímpico donde competirá en -67 kilos, ya que su  peso, -60 kilos, no está incluido en el programa.

El viernes será la jornada clave. Desde las nueve de la mañana se formará un cuadro principal donde los karatecas se irán eliminando y sólo accederán a la segunda fase los semifinalistas. Estos cuatro karatecas, ya por la tarde, disputarán una liguilla todos contra todos y el último quedará eliminado, por lo que los otros tres serán los que consigan el billete olímpico.

Dado que en este Preolímpico no pueden participar karatecas ya clasificados ni de países con representantes asegurados en Tokio, la competición es una incógnita. «La envergadura es muy importante y ahí parto con desventaja. Pero tengo otras habilidades, como ser más rápido y pequeño y tendré que explotar esas virtudes. Por otro lado, está el desconocimiento de los rivales, pues con muchos nunca nos hemos enfrentado, y también hay que tener en cuenta el factor suerte en una competición tan rápida», repasa el bolañego.

Para llegar a punto a esta cita, Matías ha estado concentrado una semana en Pinto (Madrid) con el nuevo seleccionador, Iván Leal, y asegura que llega en un gran momento. «Todo depende de mí y sé que tengo que sacar lo mejor. Es una oportunidad única que llevaba esperando mucho tiempo y ahora hay que aprovecharla», afirma el bolañego, que tendrá en uzbeko Sadriddin Saymatov, en el tunecino Nader Azzouzi  y en el turco Eray Samdan a sus grandes rivales.