Nuria Gallardo: «Le estoy cogiendo cariño a Aurora"

M. Sierra
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La actriz protagoniza en el Festival de Almagro la obra 'El castigo sin venganza'

Nuria Gallardo: «Le estoy cogiendo cariño a Aurora"

Nuria Gallardo es hoy una de las grandes actrices de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, con la que llegó a Almagro en 1997, como parte del reparto de La venganza de Tamar. Aunque para entonces ya conocía esta localidad y su festival donde debutó con el Don Juan Tenorio  que imaginó Miguel Narros en la plaza donde se encontraba el escenario que se bautizó con el nombre del director. «Se encontraba», porque desde hace dos años, este escenario ya no se monta.  Comenzaba así, entre versos, su idilio con  la villa encajera, que siente como su «casa» y con un festival «mágico» del que ya forma parte.    

Hija de actores, nieta de actores, bisnieta de actores,  era casi normal que  Nuria Gallardo también optara por subirse a un escenario, básicamente porque casi nació allí. Toda esa raza la acompañan sobre las tablas, donde se transforma hasta dar vida a su personaje, cualquiera que este sea. «Me vuelco por  entero en cada personaje» explica como si lo que dice fuera algo sencillo que todo el mundo pudiera hacer. En la cabeza, el papel de Aurora, una mujer despechada que «lucha por sobrevivir», resume, sobre el papel que hasta esta noche defiende en el teatro Alfonso Marsillach. Hospital de San Juan, donde hoy baja el telón El castigo sin venganza de la Compañía Nacional de Teatro Clásico.

En estos años también ha ejercicio de vilipendiada hija del alcalde de Zalamea se ha convertido en la cómplice amiga de la dama duende. Es, como ella misma dice, una actriz todoterreno,y la mejor prueba de ello es que vuelve a la tele como parte del reparto de Cuéntame. Pero también lo es que lejos de las cámaras, alejada de los escenarios, Nuria Gallardo es una mujer más, pero no una cualquiera, una con la que da gusto sentarse a hablar.        

Nuria Gallardo está este año en Almagro interpretando a Aurora, una mujer que al ver a su enamorado con otro, no duda en ir contra él hasta incluso favorecer su muerte. En este Castigo sin venganza cambia su registro, deja de ser víctima para ser un poco verdugo. ¿Qué puede decir de este personaje?

Que tiene razón en lo que hace. Este personaje es el que más se acerca a mí por edad, y es cierto que no tiene nada que ver  con la Isabel del Alcalde Zalamea. Pero aún así, le estoy cogiendo muchísimo cariño porque cada día la entiendo más. Es una mujer que parte de tenerlo todo, su padre, le ha dejado todo en herencia, ella es sobrina del duque y está enamorada del conde, con el que está previsto que se case porque es un hijo bastardo al que ella le va a dar la dote y de esa manera él consigue su rango. Pero como hay ojos que se enamoran de legañas, él se fija en otra y Aurora se queda fuera de juego. Por eso dijo que mi personaje es una mujer que lucha por sobrevivir, por salvar su dignidad tras haber hecho el ridículo y por salir airosa y no caer en las garras del desenlace fatal, porque aquí  podría haber muerto hasta el apuntador. Yo me salvo.    

Imagine por un momento que Aurora fuera amiga suya y le llegara contando su historia para pedirle consejo. ¿Qué le diría?

Adelante con los faroles. No, no, no, en la vida hay que ser claro, hay que ser concreto y luchar por lo que quieres. Y si lo que quieren otros es hundirte la vida, hay que hacer algo para que no puedan tirarte. Y luego hay que ser como un junco, capaz de doblarte al máximo pero con la posibilidad de volverte a incorporar. El que  hace mal sólo se merece el mal. Yo siempre he defendido que no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti.  Yo Aurora le diría incluso que tiene mucha suerte, porque se juega el tipo y le sale bien, pero podría haberle salido mal.    

¿Se siente cómoda en este papel, tan duro, o prefiere otro con un registro más tierno?

A mi me encanta cambiar. Me gusta ser un camaleón en esto. He disfrutado muchísimo con Aurora, pero también lo he hecho con otros personajes muy diferentes. Soy un poco todoterreno.

¿Cómo siente Almagro  una mujer que ha formado parte de este festival casi desde siempre?

Para mí Almagro es venir a casa. Lo hice con Miguel Narros, yo tenía 15 o 16 años. Luego volví a repetir con La venganza de Tamar y la Estrella de Sevilla. Y en los últimos cinco años no he faltado. Vamos, que cuando me dicen que toca actuar en Almagro siento que vuelvo a casa, de hecho yo ya tengo el sitio en el que vivir, amigos. Aquí te reencuentras con la gente. Almagro es uno de esos sitios que no me gustaría perder de mi vida. Me gusta vivirlo trabajando y como espectadora porque es alma de teatro, es un sitio de reunión, de funciones inéditas, de talento y eso se respira. El público de Almagro es muy exigente, no se le puede poner cualquier cosa y eso lo demuestra cada día. Y creo ese público ha respondido a los montajes de Helena Pimenta, que es con la que he venido en los últimos cinco años.    

Se despide con esta edición Pimenta, que será sustituida al frente de la Compañía Nacional por el actor Lluís Homar ¿Temen que la nueva dirección traiga cambios?

Es que debe traer cambios. Son dos personas diferentes. Lo que sí que creo es que cualquiera que sean esos cambios que sean para sumar. Los años que ha estado Helena al frente de la CNTC han ido por una directriz muy clara que ha conseguido que la compañía tenga reconocimiento fuera de España también, en Europa y en Latinoamérica. Ya somos una compañía reconocida internacionalmente, ahora toca seguir sumando. Y eso es lo que creo que va a hacer Homar, que además de actor ha demostrado que es un maravilloso gestor que ha llevado teatros en Barcelona. Tiene los ingredientes para hacer un buen mandato, pero habrá que esperar a ver su proyecto.  

¿Vive el teatro un buen momento?

El teatro siempre vive un buen momento, porque yo creo que su malestar no depende tanto del género, sino de la cultura en general. Ya lo decía Federico García Lorca, «un pueblo que no cuida de su cultura es un pueblo muerto». Ahora mismo parece que la gente está más preocupada de otras cosas. Creo que en educación, en sanidad y cultura, no debería haber espacio para el debate. Vivimos en una sociedad que escribe beso con una ‘X’.  

¿Por qué un día decidió dedicarse a esto’

Porque es lo más maravilloso del mundo. Para eso hay que prepararse. Todos por la noche nos han contando un cuento y hemos querido ser el protagonista de ese cuento. Mis padres me contaban esas historias y lo curioso es que sabía distinguir entre ellos en casa  y ellos haciendo algo diferente sobre un escenario. Me enganchó y me hace ser mejor persona.  

¿Recuerda especialmente a algún personaje por haberle enseñado algo?

Me acuerdo de todos, porque me dedico a cada personaje en cuerpo y alma y es después el tiempo el que me dice que me ha enseñado.  

¿Dice quien más la conoce que una de sus manías en los últimos años es ponerle una fragancia, un perfume a cada personaje.

Sí. Y siempre es perfume de hombre. Me pongo el perfume para salir al escenario. Me pongo clavo, salvia, combinaciones que voy encontrando en base al personaje, su fortaleza. Todo lo que me ayude a tener más fuerza interior, me vale.  Y ya llevo varios años.