A la conquista de un mundo con más sabor

R. Ch.
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En 1626, un grupo de holandeses emigrados a América llegaron a la isla de Manhattan para fundar una colonia. La leyenda cuenta que compraron el territorio a los indios por poco más de 60 florines, un dinero que no llegaría ahora ni a 25 dólares.

Hoy, esa pequeña isla, nacida como Nueva Ámsterdam por los colonos de la que entonces era una de las principales potencias comerciales del mundo, hasta que el duque de York la tomó para la corona inglesa y añadió su nombre a la ciudad, se ha convertido en el centro del mundo y en el corazón que bombea dólares e influencia por todo el planeta.

Pieles, tabaco o productos agrícolas fueron los primeros materiales que empezaron a venderse y comprarse en el mercado de esa pequeña colonia, punto de partida desde el que ahora, la Interprofesional del Aceite de Oliva de España quiere iniciar la campaña de promoción más ambiciosa realizada nunca por España en tierras americanas. ‘Let’s make a tastier world’, esto es, ‘Hagamos un mundo más sabroso’, con aceite, por supuesto.

En la ciudad de las hamburguesas imposibles de dominar y del perrito caliente, de la carne envejecida y los picnics en Central Park, donde cada calle huele a un tipo de comida distinta y es imposible contar todos los restaurantes que hay, el sector del aceite de oliva quiere abrirse camino con unas expectativas «muy halagüeñas», como reconoce el presidente de la Interprofesional del sector, el ciudadrealeño Pedro Barato. La situación de partida constituye ya de por sí todo un reto: multiplicar por cuatro las ventas a Estados Unidos en un plazo que no supere los cuatro años.  

Este país, no hay que olvidar, es el primer comprador del mundo. Nadie compra más que Estados Unidos en los mercados internacionales, el año pasado, hasta 2,21 billones de dólares, de los que más de 1.200 millones, en este caso de euros, se gastaron en comprar aceite de oliva, el líquido que mueve la gastronomía española. Aquí se marca tendencia desde lo que ver en la televisión y en el cine a la música que se escucha, la ropa que se pone o la tecnología más avanzada, y también es tendencia en lo que se come y el giro dado en los últimos años hacia una alimentación más saludable juega a favor de las intenciones de la Interprofesional del Aceite de Oliva. Este cambio no se queda en los  consumidores individuales, sino también se ha vuelto popular entre chefs que cambian la mantequilla por el de aceite de oliva en sus cocinas.  El aceite, incluso se ha empezado a colar en los combinados que se preparan en los locales de moda de Manhattan. «Quieren comer más sano sin renunciar al placer gastronómico que supone nuestro aceite», remarca Barato.

El lugar elegido por la Interprofesional para arrancar una campaña,  que pretende ser global y extenderse luego por Asia y Europa, no es fruto del azar. Estados Unidos es el tercer consumidor de aceite de oliva del mundo, sólo por detrás de dos países eminentemente productores como son España e Italia. Sin embargo, la producción actual estadounidense, no más de 14.000 toneladas -sólo Ciudad Real, en la última campaña, produjo más del triple- no cubre la demanda y EEUU tiene que recurrir sí o sí a los mercados internacionales, aunque su consumo sigue siendo muy pequeño: apenas llega a un kilo de media por persona al año mientras que en España se superan los 13. Eso sí, no hay que olvidar la magnitud de este país. En apenas una década, Estados Unidos ha pasado de demandar 30 toneladas de aceite hasta llegar a las 310.000. Un cambio que se nota ya en la propia economía doméstica española: «Diez años atrás, en España consumíamos el 60% de nuestro aceite de oliva y exportábamos el 40%. Ahora esta tendencia se ha invertido, y exportamos el 70% y consumimos el 30%», en parte, gracias a esa demanda americana.

En el caso de Ciudad Real, Estados Unidos ha inyectado en la economía provincial más de dos millones de euros por compras de aceite de oliva en los últimos cinco años y está ya entre los diez primeros destinos del aceite ciudadrealeño.

«Aquí es donde tenemos que estar para dar a conocer y vender el aceite de oliva», defiende Pedro Barato a la hora de explicar el por qué de la campaña. En Nueva York, los primeros rascacielos se construyeron para demostrar el poderío de las empresas que los levantaban y del magnate que estaba detrás y, de paso, atraer así a clientes, que es lo que quiere también la Interprofesional del Aceite de Oliva. De momento, el consumo en Norteamérica se concentra en las costas, en las grandes ciudades de Nueva York, Miami, Los Ángeles o San Francisco, donde la Interprofesional empezará a desplegar su campaña que arrancará en los aeropuertos, puertos y estaciones de ferrocarril. En algunas de ellas pueden llegar a pasar más de 100.000 personas al día. Potenciales consumidores más abiertos a probar y a confiar en el aceite español. «Aquellos que viajan tienen una especial consideración para probar nuevas experiencias, también en la cocina», destaca el presidente  de la Interprofesional, que apunta a la claridad y a ejemplos sencillos para explicar los beneficios del aceite de oliva al consumidor, desde los vinculados a la salud al sabor que ganarán en sus platos. De hecho, este tipo de campañas no será algo novedoso para el público norteamericano. Hace dos años Rafa Nadal fue la cara de la primera promoción del aceite español en Nueva York, una ciudad nacida del comercio y que será la base de las operaciones para esta nueva conquista a través de una promoción que tiene un presupuesto de seis millones de euros y que se financia con fondos de la Unión Europea.