Uno de cada cuatro adolescentes no sabe nada de finanzas, ni es capaz de interpretar una factura o desconoce si es más económico comprar tomates a granel o envasados, según el ultimo informe Pisa, que reveló que España está a la cola de los países de la OCDE en cuanto a cultura financiera.
A lo largo de la vida, una persona se enfrenta alguna vez con la necesidad de tener que solicitar un crédito en un banco, pagar a plazos un coche, un electrodoméstico, un viaje o una vivienda, así como también, negociar un depósito, una cuenta ahorro o un plan de pensiones como forma de inversión y, para ello, precisa conocer como funciona el negocio de las comisiones.
La banca, generalmente, ofrece asesoramiento, pero buscando primero su propia rentabilidad, por lo que conviene saber cómo afectan a una hipoteca, a un préstamo o a un depósito las tasas TAE o TIN.
La diferencia entre ambas es que mientras el TIN (Tipo de interés nominal) no incluye gastos financieros ni comisiones y no tiene una duración de referencia estandarizada, sin embargo, la TAE (Tasa anual equivalente) incorpora, además del tipo de interés nominal, costes, comisiones y el plazo de la operación. Por regla general, en cualquier producto bancario aparecen los dos. De hecho, el Banco de España obliga a las entidades a publicar la TAE de sus costes financieros.
Así, en el caso de una hipoteca o de un préstamo, la TAE tendrá en cuenta el tipo de interés junto a los gastos y comisiones que se paguen mientras esté activo el contrato. Y en los depósitos de ahorro, añadirá, además del tipo, la liquidación de los intereses que se generen.