«Los derechos, si no los defendemos, nos los quitan»

MARÍA ALBILLA (SPC)
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ENTREVISTA Preciado ha vivido 'atrapada' por el periodismo, pero la literatura está cada vez más presente en su día a día hasta el punto de tener tantas historias en el cajón «que no sé si me va a dar tiempo».

«Los derechos, si no los defendemos, nos los quitan» - Foto: ALPER2

Los felices años 20 fueron una época, eso, de felicidad, de libertad, un tiempo en el que la música sonaba, la guerra se olvidaba, las faldas se acortaban y se vivió, muy brevemente, con pasión. Y así se respira en El nobel y la corista, la nueva novela de la escritora y periodista Nativel Preciado que transcurre entre aquella época y la actual en la que madre, hija y abuela se reivindican después de que, como dice una de ellas: «Todas las mujeres de mi familia llevamos el apellido Denís porque los hombres han desertado de nuestras vidas». Por las páginas de esta historia transcurren personajes reales de la aristocracia nacional de la época, el rey Alfonso XIII, una de sus amantes, la bailarina Julia Fons, o el científico Albert Einstein, quien tuvo una cita con una dama española en su visita a Madrid en 1923. De esta nota verídica en sus diarios tira la escritora para urdir una bella historia llena de pasiones.

¿Considera que es necesario ahondar en el feminismo a través de la literatura? 

En todas mis novelas se ve mi manera de ver la vida y yo soy feminista. Ha habido otras incluso más que esta. Es lo que me sale.

¿Y qué tienen los años 20 para los escritores, que son tantas veces escenario de sus historias? 

Fueron unos años peculiares. El paréntesis en el que explotó la libertad y la mujer pensó que podría alcanzar mayores cotas de independencia después de lo ocurrido con las sufragistas... Ponerse flequillo, el pelo a lo garçon, acortar las faldas, fumar en público, ir solas a los garitos a escuchar jazz... aquellas mujeres fueron una minoría vanguardista que vieron un espejismo por que quisieron luchar. Lo malo es que duró poco porque Alfonso XIII apoyó la dictadura de Miguel Primo de Rivera...?

Un aspecto que refiere en varios momentos de la historia es la educación que se impartía entonces.

En la educación está la base de todo, del feminismo, del respeto, de la democracia... Es el principio de todas las cosas. Ya venía del siglo pasado el krausismo y la Institución Libre de Enseñanza intentó dar un vuelco a la educación para formar demócratas. Me gusta resaltarlo porque me interesa todo lo que se puede lograr a través de la educación.

¿El afán por lo políticamente correcto nos está restando ahora parte de nuestra libertad?

Son bandazos históricos inevitables. Cuando hay una educación muy estricta, de repente hay un bandazo y pasamos a una libertaria en la que los chavales tienen que hacer lo que quieran. Después de este todo vale, pasamos a una época de control... Lo ideal sería el equilibrio. Lo políticamente correcto es una exageración para corregir errores.

¿Qué cotas nos quedan por alcanzar a las mujeres en un momento que, se supone, somos más libres que nunca? 

Eso les pasó a las sufragistas, a Margot, una de las protagonistas de mi historia... Parece que lo tenemos todo, pero sin embargo se ha recrudecido el machismo. Si no defiendes tus derechos cada día, te los acaban quitando. Hay muchas personas con deseo de quedárselo todo y lo digo así, de una manera muy primaria, porque cuando la mujer ha empezado a liberarse ha habido una reacción brutal. Tenemos que ser muy conscientes de que los derechos, si no los defendemos, nos los quitan.

Uno de los protagonistas masculinos es Einstein, que no necesita presentación, pero ¿son Margot, Jimena y Vera también reales?

Son mis personajes de ficción, pero con ciertas bases de realidad. Margot está basada en la corista Julia Fons, que fue muy famosa y amante de Alfonso XIII, una mujer interesantísima con la que he querido simbolizar el azar de la vida. Jimena es más reflexiva, pero siempre busca también la libertad y lucha por los derechos de las mujeres.

No tanto así el científico... ¿le ha elegido precisamente por lo pieza que era con las mujeres?

Einstein me ha fascinado siempre y cuando leí la biografía de Mileva, su primera esposa, me impactó darme cuenta de que un personaje que para mí era intachable y tenía unas cualidades únicas, dejaba mucho que desear en su vida privada.

¿Fue ahí donde descubrió esa seductora frase de Esta tarde tomo el té con una señorita

Sí. Esa frase está en sus diarios y me hizo soñar. ¿Quién era esa señorita con la que se vio y de la que no hay nada documentado? Ahí se escondía mi Margot Denís.

Una reflexión que subyace en la novela es esa pregunta eterna de la humanidad: ¿De dónde venimos? 

Remover nuestros orígenes es una pulsión inevitable, es algo que todo el mundo hace, que todo el mundo quiere saber. Escuchar historias sobre nuestro pasado es algo que fascina absolutamente a todo el mundo. Es una necesidad vital.

¿Hubiera preferido descender de Alfonso XIII o de Einstein? 

Yo me quedo con mi familia, que estoy muy orgullosa, pero si tengo que elegir, de Einstein, sin duda.