Cada 750 pases, un gol de regalo

Diego Izco
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Pinchazo de un Barça que igual no gana nada, pero romperá todos los registros de posesión de aquí a mayo. Y mientras, el Madrid a lo suyo: le vale con vencer. ¿Estamos preparados para perdonar a un árbitro?

Cada 750 pases, un gol de regalo - Foto: ALBERT GEA

Las plazas y soportales tienen normas no escritas que se perpetúan, si la ‘Playstation’ permite que los ‘enanos’ sigan saliendo a la calle, con el paso de los años. No valían ‘trallos’ (disparos fuertes) ni ‘portero saliente’ al equipo en superioridad, o al ‘tercero, penalti’ cuando algún equipo concedía tres córners consecutivos. ¿E importar algunas normas así al fútbol profesional para darle jugo al nuevo fútbol? Total, si ya hemos implantado el VAR y señalamos fueras de juego por un centímetro, por qué no (por ejemplo) establecer una norma en la un equipo sume un gol si estrella tres balones en la madera... o si alcanza los 750 pases, ¿vale?  

No solo premiaría el fútbol de posesión, sino que evitaría planteamientos de equipos cerrados buscando descaradamente el 0-0 y lo que surja a la contra. Pero mientras eso no suceda y solo sean ensoñaciones propias de Setién, el Barça perderá como en Valencia y el Madrid ganará como en Valladolid: con poco, un cabezazo del central... pero eso (ganar), en Madrid siempre ha valido. Dando igual los pases necesitados. 

racismo. A Williams le hicieron el canto del mono y le llamaron «puto negro» en Cornellá. Es la misma parte de la grada que entona esa canción sobre Shakira, Wakaso, etcétera cuando va Piqué con el Barça. Nunca se apunta nada en las actas arbitrales. Nunca los clubes sancionan a sus violentos e idiotas sin que se lo pidan. No hagamos nada y miremos para otro lado, que todo va muy bien. 

gil manzano. En el Valencia-Barça concedió una ley de la ventaja porque pensó que Soler seguiría corriendo... pero este le pegó un patadón a la pelota y el extremeño pitó la falta. Ese patadón no era tal cosa, sino un pase al hueco hacia la carrera de Ferrán, que se iba solo. Gil Manzano pidió perdón de inmediato a todos los jugadores del Valencia que le increpaban. Y al público, que le pitó con saña. Igual que cada vez que un delantero falla una ocasión clamorosa, ¿verdad?