La declaración acusatoria de un vecino de Argamasilla de Calatrava frente al contundente testimonio defensivo del ingeniero de la empresa que desde 2013 se encarga de la asistencia técnica, depuración y abastecimiento de agua ha acaparado la tercera sesión del juicio que se sigue en la Audiencia de Ciudad Real por un presunto delito contra los recursos naturales y el medio ambiente que se le imputa a la alcaldesa, Jacinta Monroy, y a Antonio Gil y Jesús Manuel Ruiz que fueron concejales entre 2011 y 2015 el primero y desde ese año y hasta abril de 2019, el segundo. Los tres se enfrentan a penas de cárcel de hasta seis años que piden los letrados de las acusaciones particular y popular.

La tercera sesión del juicio que se ha prolongado por espacio de cinco horas se ha iniciado con el testimonio de Eusebio Juárez, uno de los vecinos que denunció los vertidos al río Tirteafuera. Ha indicado que su familia tiene un terreno que data de los años 40 y ha aseverado que desde 2011 «he visto vertidos directos al río de forma continua por el aliviadero de emergencia». En la misma línea acusatoria, ha afirmado que el filtro verde, que llamó «negro», sufre un «abandono total por parte del Ayuntamiento» hasta el punto de calificar de «descomunal» la contaminación. «No se puede vivir allí por los olores y mosquitos. Hay un filtro negro que está contaminando», ha reiterado tras dibujar el panorama en torno al paraje denominado Juncal. «Todo se muere, se está muriendo la biodiversidad por la contaminación de aguas fecales sin depurar», ha sostenido el testigo.

La abogada de la defensa le ha preguntado sobre sus tierras y la de sus vecinos y ha confesado que se dedican a la agricultura. Él tiene pistachos, un vecino cereales, otros olivos y parras... «¿No le parece incompatible la contaminación de la que habla con esa producción agraria?», le ha espetado irónica la letrada.

La gestión. Tras el intenso interrogatorio al testigo con llamadas de atención de la presidenta del Tribunal y de la Audiencia Provincial, María Jesús Alarcón, y alguna protesta de los letrados, ha subido al estrado el ingeniero Ángel Caballero, quien se ha sido firme y pormenorizado en su exposición. Ha avalado la gestión de la alcaldesa de Argamasilla de Calatrava de forma detallada y haciendo gala de una memoria proverbial. El ingeniero de Caminos ha explicado al Tribunal que es el director técnico SIMA, la empresa que presta servicio de asistencia técnica y abastecimiento a Argamasilla de Calatrava desde 2013, prácticamente desde que la Junta de Comunidades, gobernada entonces por María Dolores Cospedal, se desentendió de la gestión del filtro verde, el sistema de depuración del municipio. «Se ha llevado en las mejores condiciones posibles», ha recalcado tras destacar la preocupación y el interés de la alcaldesa para que Argamasilla tuviera una depuradora. Ha relatado los pasos que se dieron, las puertas a las que llamaron y las trabas que se encontraron.

Caballero ha ratificado, punto por punto, la declaración de Jacinta Monroy y ha explicado que la acompañó a Madrid, al Ministerio de Agricultura, para promover una planta depuradora para el municipio, que en estos momentos está en marcha fruto de una reunión con Acuaes.

Los sabotajes. En su testimonio, Caballero ha aseverado que visitan el filtro verde unas dos veces al mes y que hay un operario encargado del mantenimiento para abrir y cerrar mangueras y regar las diferentes zona del filtro. Del mismo modo, ha afirmado que «en más de una ocasión han roto las tuberías a golpazos y también han causado taponamientos en la entrada de bombeo». Llegado a este punto, ha recordado haber visto «una especie de manta y un saco con una oveja muerta que impedía la entrada de agua al propio bombeo». El testimonio del ingeniero lo han respaldado el jefe de obra y los secretarios interventores del Ayuntamiento de Argamasilla de Calatrava, quienes han asegurado que no tenían disponibilidad financiera para la construcción de una planta depuradora.