"Ser actriz me ha enseñado que los humanos somos mucho más"

Juana Samanes
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Durante un año preparó su papel documentándose con cartas reales.También se fue al campo para resultar creíble en las tareas de la granja

"Ser actriz me ha enseñado que los humanos somos mucho más"

No es una intérprete conocida en nuestro país, porque a la austriaca Valerie Pachner, la habíamos visto en España solo en Adiós a Europa, la biografía cinematográfica sobre el literato Stefan Zweig, pero resulta impresionante su trabajo en Vida oculta, la última película de Terrence Malick, un director perfeccionista más preocupado en concebir obras singulares, como La delgada línea roja o El árbol de la vida, que en estrenar películas en breves lapsos de tiempo.

¿Tuvo libertad a la hora de actuar en cada escena? ¿Malick y usted hablaron sobre el personaje?

Trabajar con él es como estar en un parque infantil, no hay ningún sitio al que no puedas ir. Él crea un mundo en el que puedes sumergirte. No había una única forma de interpretar al personaje. Me obligó a pensar menos en ella y más en lo que significaba estar allí. 

En realidad, apenas hablamos sobre el papel en sí. Cuando Terry elige el reparto, ya sabe muy bien lo que quiere. Y creo que nunca dudó de mis decisiones sobre el personaje.

¿Cuánto tiempo tuvo para prepararse?

Tuve que estudiar un año antes de que empezáramos a rodar, porque tardé bastante en tenerlo todo claro en mi cabeza. Durante un año leí, una y otra vez, las cartas y el guion. El trabajo en la granja y en el campo me llevó un mes y medio. Antes de empezar a rodar, traté de sumergirme en ese mundo leyendo sobre el matrimonio protagonista.

Vi un documental muy bueno acerca de ella, donde salía en sus últimos años. Tenía unos 90 años y seguía llena de vida, radiante, a pesar de haber vivido experiencias tan terribles. Fue muy importante porque comprendí que no se había rendido. A pesar de todo no se había convertido en una anciana amargada. Vivía con optimismo y fe. Para mí, esa fue la clave del personaje.

¿Fue un proceso diferente a todo lo que había hecho antes? 

Está claro que no se parece a cualquier otro trabajo que haya hecho en el cine. Por lo general, las películas están muy planificadas y muy delimitadas. Tienes que ajustarte a ciertos parámetros. Pero, en este caso, fue como un proceso continuo. Volvíamos a repetir las escenas una y otra vez. La semana siguiente podíamos volver a hacer alguna. El trabajo se pareció al teatro.

¿Cómo se aferra al personaje y a lo que necesitaba lograr? 

Me di cuenta de que eso es el proceso creativo. Por supuesto, debes tener los elementos, pero eso ya estaba muy claro debido a la historia. Así que puedes permitirte que ocurra cualquier cosa. Si no hubiera hecho eso, creo que mi personaje habría resultado mucho más religioso de lo que era ella, menos apasionado y mucho más buena esposa. Pero al olvidarme de las ideas que tenía sobre ella, se volvió más fuerte y mucho más apasionada. Más como una verdadera pareja.

Luego viene el proceso de montaje. Grabaron mucho más de lo que se ve en la película. Así que al final eligen el momento correcto. 

Como actor no tienes miedo al fracaso. Al igual que yo, tampoco soy solo esto o aquello. Hago cosas contradictorias, una cosa un día y otra diferente otro, pero sigo siendo yo. Fue una sensación emocionante para mí. Ser actriz me ha enseñado que los humanos somos mucho más de lo que a veces pensamos. 

¿Cómo fue trabajar con August?

Fue genial porque cuando yo ya estaba contratada seguimos buscando al marido durante seis meses. Fue muy difícil encontrarlo y August fue el último en llegar. Se produjo inmediatamente una conexión y una química muy especial. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma onda. No nos sentíamos como extraños y esa fue la base de nuestro trabajo juntos. Todo discurrió de forma muy natural. No había miedo.