Una peregrina del Siglo XIV

J.V.(SPC) - Agencias
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La Virgen de estilo gótico encontrada en un río de Santiago de Compostela puede ser una de las muchas imágenes escondidas durante la ocupación islámica de la Península

Detalle de la Virgen aparecida esta semana en el río Sar, cerca de la Basílica del Apóstol Santiago. - Foto: XOÁN REY

Muchas de las imágenes marianas halladas en España en ríos, bosques, senderos o, incluso, enterradas tienen su origen en el fervor popular de ocultar la talla de la Virgen en épocas adversas, es decir, para evitar que cayeran en manos enemigas. Tal es el caso de la Edad Media, que se escondieron numerosas esculturas para protegerlas de la dominación musulmana; durante las guerras napaleónicas; o, en menor medida, en el período de la Guerra Civil.

No sabemos aún si la última imagen encontrada el pasado lunes por un pescador en el río Sar, en Santiago de Compostela, cumple alguno de estos requisitos, pero lo que sí se sabe es que se trata de una talla de piedra de una Virgen de apariencia gótica y que se encontraba semisumergida en una zona de poco caudal, con aparente bastante verdín en torso y cuerpo.

Nada más conocerse la noticia, las autoridades locales iniciaron las labores de recuperación para conocer con más detalles el estilo y la supuesta procedencia de esta peregrina tan especial y determinar así su valor patrimonial.

La pieza encontrada es una imagen de bulto redondo que representa a una Virgen sedente con el niño Jesús, rodeados por dos ángeles. Las primeras consideraciones de los especialistas que han examinado la obra, realizada en granito, apuntan que podría encuadrarse en el estilo gótico gallego, que se sitúa en torno al siglo XIV.

La escultura está tallada en cuatro de sus cinco caras, lo que podría indicar que se trataba de una pieza suspendida ideada para ser colocada en la pared de un templo. Esta idea viene reforzada con el hecho de que la única cara no tallada es la posterior, dado que incluso la pieza de la base está decorada con una flor de cuatro pétalos y hojas de acanto entrelazadas, algo que descarta que estuviese apoyada sobre otro elemento.

Sobre la imagen de la Virgen y el Niño aparecen dos ángeles bastante desgastados, aunque se aprecia el rostro y la mano de cada uno de ellos sujetando algún objeto o el propio manto. Asimismo, tanto la cara de la Virgen como la cabeza del niño han desaparecido, un «impacto antiguo» dado el desgaste de los bordes que podría tener que ver con una rotura intencional para desacralizar la pieza.

 

Tallas negras

Encontrar una Virgen como la hallada en el río Sar de Santiago es más habitual de lo que parece. De hecho, una gran mayoría de las patronas de los pueblos españoles son imágenes localizadas en el monte o en los cauces de los arroyos, y que según las diversas leyendas piadosas, habían sido descubiertas tras la invasión sarracena. 

Desde ese punto de vista, las tallas se escondieron durante la ocupación islámica para posteriormente ser rescatadas. Pero con el paso del tiempo, estas imágenes fueron halladas por pastores o ermitaños. 

En España, una de la más popular es la conocida como Moreneta, la Virgen de Montserrat, pero hay muchas más como la Virgen de Aránzazu, patrona de Guipúzcoa, la de la Candelaria, de Canarias o la Bien Aparecida, de Cantabria.

Sin embargo, uno de los misterios que más intrigan a los fieles es que algunas de estas Vírgenes tienen la cara negra. Según los estudiosos podría deberse a que sus rostros se tallaban en marfil, elemento que con el paso del tiempo y la oxidación se vuelve de color negruzco. En otros casos el humo de las velas acabaría quemando las caras. 

La veneración a las Vírgenes negras no solo corresponde a España. En Europa hay un amplio fervor hacia este tipo de imágenes sacras debido a que su culto fue muy extendido por el Imperio romano tardío. Pero su devoción tiene también numerosos ejemplos en América, debido a la conquista española de finales del siglo XV.