Preocupados por la piel de los bebés

SPC
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La dermatitis atópica es una alteración muy común en los más pequeños que se puede solucionar de manera sencilla

Cuidar la piel del bebé no es sencillo y, a veces, es un verdadero quebradero de cabeza para los padres, que se enfrentan a problemas cutáneos cada vez más frecuentes como la dermatitis atópica. Sin embargo, siguiendo unas pautas sencillas y concretas, se puede conseguir hacerlo de manera eficaz. La dificultad de mantener en perfecto estado la piel del bebé menor de tres años radica en que en ellos es más fina que en los adultos y su función protectora es menos eficaz. Esto provoca que se seque con facilidad y que sea más propensa a alergias e irritaciones. 

«Hasta los tres años, su barrera cutánea no ha terminado de desarrollarse, lo que la hace más vulnerable a las agresiones medioambientales, como el frío, el viento, el sol o los ambientes secos», explica la experta del departamento Científico de Cinfa, Maialen Elizari, que añade que la función «termorreguladora» de la piel del bebé «no funciona al cien por cien, pierde y absorbe agua con mayor rapidez, presenta una mayor reactividad vascular (se enrojece o palidece más fácilmente), y tiene una menor capacidad de sintetizar melanina». En general, concluye, «es menos resistente y mucho más frágil y delicada».

A esto se suma el hecho de que las afecciones cutáneas son cada más frecuentes en los niños españoles. Un claro ejemplo es el de la dermatitis atópica, cuya incidencia se ha triplicado en los últimos treinta años, según la Academia Española de Dermatología y Venereología. En la actualidad, según datos de este organismo, afecta a 20 de cada cien niños de nuestro país. Se trata de una enfermedad de la piel, inflamatoria y crónica, que suele manifestarse antes de los cinco años con síntomas como sequedad, placas enrojecidas y picor. 

Pero la dermatitis atópica no es la única afección de la piel entre los más pequeños. «La costra láctea y la dermatitis del pañal son otras de las alteraciones a las que predispone la sensibilidad y la naturaleza inmadura de la piel del bebé», explica al respecto Elizari. Según aclara, la mayor parte de esas alteraciones son benignas y, por lo general, suelen mejorar y desaparecer con el paso del tiempo. Además, es posible aliviar los síntomas y favorecer el bienestar del niño mediante los cosméticos adecuados.

Todos ellos, dice la experta de Cinfa, lleva a la conclusión de que los padres debemos proteger de una manera especial la piel del bebé y «hacer un esfuerzo por no caer en la comodidad de usar para ellos los productos de adultos solo porque los tengamos más a mano». En este sentido, afirma que «la regla de oro es elegir para la higiene diaria productos específicamente formulados para su piel, hipoalergénicos y probados bajo control dermatológico y pediátrico». Así, añade, el jabón, «además debe tener un pH fisiológico y respetar el manto ácido cutáneo».