Sin ingresos y con muchas incógnitas

A. Criado
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La suspensión de los actos procesionales de Semana Santa por segundo año consecutivo instala a las bandas de música en una situación de «incertidumbre» de cara al futuro, tanto desde el punto de vista económico como del de la calidad artística

Sin ingresos y con muchas incógnitas - Foto: Tomás Fernández de Moya

La suspensión de los actos procesionales de Semana Santa por segundo año consecutivo instala a las bandas de música en una situación de «incertidumbre» de cara al futuro, tanto desde el punto de vista económico como del de la calidad artística. «Aunque queríamos ser optimistas y pensar que este año podía haber algo, los malos augurios se han cumplido y nos encontramos en stand by, completamente parados», afirma Luis Manuel Rodríguez, presidente de la Agrupación Musical Santo Tomás de Villanueva. Su última actuación se remonta al mes de enero de 2020.

Rodríguez no cree que este parón vaya a ser catastrófico desde el punto de vista musical, pero sí le genera más dudas el aspecto cuantitativo: «Vamos a estar dos años sin dejar semilla en la calle, sin que la gente nos vea y les entre el gusanillo de entrar a formar parte de nuestras filas». Dentro de lo malo, añade el presidente, «lo nuestro es una afición que puede esperar y queda un poco feo quejarse cuando hay negocios cerrados y gente en el paro».

La Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora del Prado sobrevive a estos dos años de parón como buenamente puede y lo único que pide, al menos, es poder retomar los ensayos cuanto antes, como ya ocurre en otras comunidades autónomas. «Dos años sin ingresos es un palo bastante grande para nosotros, ya que tenemos que pagar un local y no contamos con subvenciones municipales», explica su presidente, Isidoro Aparicio, para hacer hincapié en que la vuelta a los ensayos es fundamental para poder optar a los posibles eventos que organicen las hermandades en el último trimestre del año, si la situación epidemiológica es favorable.

‘Nuestra Señora del Prado’ ensaya cuatro días a las semana, de 21.00 a 23.00 horas, y solo para 15 días después de Semana Santa y varias semanas en agosto, hasta después de la feria de la capital. Por eso, Aparicio cree que tardarán en recuperar el nivel alcanzado: «Vamos a tener que empezar prácticamente de cero».