Skydweller espera realizar las primeras ventas en 2022

Hilario L. Muñoz
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La primera empresa que piensa instalarse en el aeropuerto plantea un proyecto en tres fases que arranca con el primer avión movido por energía solar y que surcará el cielo manchego

Skydweller espera realizar las primeras ventas en 2022

El año 2022 es la fecha marcada en rojo por Skydweller, la primera empresa que ha mostrado interés por instalarse en el aeropuerto de Ciudad Real y que busca construir drones de vuelo perpetuo. Para esa fecha ya tiene previsto empezar a entregar sus drones, con empresas que esperan estos aviones que se moverán con energía solar y que pueden servir para labores de vigilancia u ofrecer a precios competitivos en redes digitales, en la llamada línea de los satélites de baja órbita. Así lo expuso el asesor ejecutivo de Skydweller, Enrique Navarro, quien comentó que la empresa cuenta con un proyecto en tres fases, definidas en fechas y con empresas de varios ámbitos apoyando esta instalación.

Para explicar qué es Skydweller, Navarro señala que se trata de una empresa que quiere crear el primer dron, avión no tripulado, impulsado por energía solar, «lo que permite volar de forma casi perpetua salvo para las labores de mantenimiento». «El proyecto está basado en uno inicial llamado Solar Impulse, que fue el primer avión tripulado con energía solar y que dio la vuelta a la tierra», dijo el asesor ejecutivo. Fue una iniciativa en la que se invirtieron «250 millones de euros y 15 años».

La primera fase del proyecto implica reensamblar este avión y realizar una serie de pruebas para reconvertirlo en un dron. Para ello, Skydweller cuenta con el mismo equipo que realizó el proyecto. El objetivo es poder hacer ese vuelo de prueba en la primavera del próximo año, para lo que están buscando los permisos donde instalar un hangar portátil en el que se montará. «Manejamos como opciones más claras la provincia de Ciudad Real pero hay varias opciones ya abiertas», dijo el responsable de la empresa.  En ese vuelo por la región estarán los mismos pilotos que dieron la vuelta al mundo con este avión.

La segunda fase supone la conversión de este avión impulsado por energía solar en un vuelo «no tripulado». «Es una plataforma que ya funciona y sabemos cómo opera», recordó Navarro, como referencia a que se trata de un proyecto plausible y que podría estar culminado a finales del próximo año. «Este dron será sometido a evaluaciones operativas para empezar en el 2021 la fabricación en serie», dijo Enrique Navarro. «Las primera ventas de aviones están comprometidas en el año 2022», indicó como referencia para la planta que Skydweller tiene previsto construir en el aeropuerto de Ciudad Real. La industrialización supondrá construir siete u ocho drones al año por un equipo conformado por unas 70 u 80 personas, «el 90% ingenieros».

Trabajo y empresa. Sobre esa fase de industrialización de Skydweller, Navarro expuso que actualmente no hay proyecto para esa nave industrial. «No hay ninguna actividad en el aeropuerto de Ciudad Real porque no tenemos cerrados todos los permisos y acuerdos para trabajar». De hecho la intención es esperar a ese desarrollo de la primera fase, en un proyecto que se está desarrollando de forma escalonada. Actualmente, expuso Navarro, hay unos 15 ingenieros trabajando de forma directa y otros 25 de forma indirecta a través de subcontratistas. La empresa se ubica ahora mismo entre Madrid y Toledo y hay que tener en cuenta que parte de los resultados del vuelo de prueba serán analizados en los EEUU.

Por último, Navarro comentó que la iniciativa de Skydweller llega a Ciudad Real gracias a «las ventajas que ofrecía España como destino y las de establecerse en Castilla-La Mancha», así como a motivos medioambientales que posibilitan el desarrollo de la instalación. Detrás de la empresa hay grandes nombres de la aviación como Solar Impulse, la empresa de ingeniería Altran o el grupo italiano Leonardo, así como un grupo encargado de la construcción de drones estadounidenses. Además, Navarro señaló que hay otros inversores internacionales privados y también Aernnova, una empresa que fabrica elementos para Airbus. «Son inversores extranjeros que debían buscar un sitio para ubicarse entre siete u ocho localizaciones y al final decidimos Ciudad Real», comentó el responsable de Skydweller.