Carta de la familia de la víctima del crimen de Los Rosales

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Un escrito dirigido a la prensa la familia de Isidro Antonio González Gascón expone que lo sucedido el pasado jueves "no fue una riña ni enemistad sencillamente es un asesinato puro y duro".

Carta de la familia de la víctima del crimen de Los Rosales - Foto: Fotos Rueda Villaverde

La familia Isidro Antonio González ha remitido una carta a los medios para exponer su versión y aclarar declaraciones e interpretaciones sobre el trágico suceso ocurrido el pasado jueves. A continuación reproducimos íntegramente el escrito: "

En declaraciones de la Alcaldesa de Ciudad Real recogidas por varios medios escritos y digitales, señala que ““Es lamentable que una enemistad entre vecinos haya tenido el resultado de un fallecido en la ciudad” y más adelante indica “Los conflictos se arreglan hablando” y en diversos medios hemos podido leer que los hechos “eran consecuencia de una riña entre vecinos”

Con todo el respeto que merece nuestra regidora y los medios pero con toda la contundencia que nos proporciona el dolor de la pérdida sufrida no podemos admitir que se traslade a la opinión pública que la víctima de este cruel asesinato participase en una riña o una enemistad con el autor de los hechos. El fallecido nunca fue parte activa del conflicto sino que lo sufrió como sujeto pasivo. El y su esposa sufrieron las molestias, el acoso y amenazas del autor durante los tres años que llevaba residiendo en la vivienda colindante, siendo sujetos pasivos de dichas actitudes.

No ha sido una riña o una enemistad, dos no riñen si uno no quiere y si al final ocurre algo así, no es riña ni enemistad sencillamente es un asesinato puro y duro, no olvidemos que los hechos ocurrieron en la puerta del domicilio del fallecido y el asesino fue a buscarlo allí. El fallecido jamás tuvo una actitud violenta y no existía enemistad nada más que por la parte agresora no por su parte.

Es loable la genérica mención del diálogo que hace nuestra regidora, de hecho se intentó pero el diálogo se quiebra cuando una de las partes no quiere. Si no se establece el diálogo porque no quiere, el último remedio es la actuación de la Justicia y de los medios policiales locales a los que se tuvo que acudir en innumerables ocasiones y no siempre recibiendo la adecuada respuesta puesto que al rebajarlo a un simple conflicto de vecinos no se tomaron las medidas necesarias para evitar lo que desgraciadamente ha ocurrido con todo el dolor que ello supone para su familia.

Enmarcar los hechos en una simple enemistad de vecinos o riña de vecinos no refleja lo ocurrido y lo rebaja a un hecho fortuito en el que la víctima “algo tuvo que ver” cuando realmente es una actitud permanente y continuada en el tiempo y el luctuoso hecho del fallecimiento estaba previsto y planificado, llanamente no fue fruto de un calentón.

Por último, tal y como se refleja en los medios, llevaba viviendo 25 años en el barrio, jamás había tenido un conflicto y era colaborador con los vecinos, apreciado y querido por ellos.