La Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC) se congratula de que la muerte a los 38 años, en marzo de 2020 por COVID-19, de Francisco Javier Collado Rivas, quien había sido su delegado en Ciudad Real y prestaba servicio en el CIP de Herrera de la Mancha, haya sido reconocida por la Dirección General de este cuerpo como fallecimiento en acto de servicio. La AEGC recuerda que pocos días antes de conocer su muerte el propio Francisco Javier reclamaba medios de autoprotección para que sus compañeros del centro penitenciario y él mismo pudieran realizar el servicio protegidos. Días después de hacer esta solicitud caía contagiado, falleciendo poco después.

En ese momento desde los servicios jurídicos de AEGC se solicitó a la Dirección General de la Guardia Civil, en nombre de la familia, que su fallecimiento se considerara en acto de servicio, iniciando los trámites y gestiones correspondientes para que le fuera reconocido y, tras más de un año de espera, "se ha hecho justicia", afirma la AEGC en un comunicado.

"Desde la Asociación Española de Guardias Civiles esperamos que este reconocimiento abra la puerta a todas las familias de los guardias civiles fallecidos durante esta pandemia cuando cumplían cada día con su deberes como servidores públicos. Meses duros en los que cada día teníamos que reclamar hasta mascarillas para salir a la calle a dar servicio a los ciudadanos en residencias, en sus casas, en la carretera o como nuestro compañero en el CP de Herrera de la Mancha. AEGC espera que la Directora General agilice los trámites para que el resto de familias no tengan que esperar un año", afirma este colectivo.

Desde la AEGC también se reconoce el trabajo realizado por la psicóloga de la Guardia Civil de Albacete por el apoyo que ha prestado y presta a la viuda de su compañero para que pueda superar este duro trance.