La tensión en Oriente Próximo escaló ayer un peldaño más después de que un cohete, presuntamente lanzado por Hamas desde Gaza, impactase sobre una vivienda cerca de Tel Aviv, hiriendo a siete personas, entre ellas tres menores.

«Podemos confirmar que Hamas es responsable de disparar un cohete de fabricación casera. Voló 75 millas (unos 120 kilómetros) a través de Israel y destruyó esta casa», apuntaron las autoridades hebreas mostrando imágenes. 

Por ello, el Gobierno de Benjamin Netanyahu respondió con contundencia y lanzó una tanda de bombardeos contra objetivos del movimiento islamista. «El Ejército ha empezado a atacar objetivos terroristas en la franja», informaron fuentes castrenses.

Los ataques alcanzaron dos infraestructuras militares y de entrenamientos del grupo palestino en el norte de Gaza y los hospitales del enclave declararon el estatus de emergencia, si bien al cierre de esta edición no se habían contabilizado heridos. También destruyeron la oficina del jefe político del movimiento islamista, Ismail Haniyeh, situada en la capital del enclave árabe.

Precisamente, Haniyeh advirtió de que «la resistencia armada de Hamas y otras milicias podrá disuadir cualquier violación de las líneas rojas por parte de la ocupación israelí». Si Israel «comete alguna estupidez contra Gaza y su resistencia, el coste superará todas sus valoraciones y se encontrará frente a una resistencia feroz que está preparada para este día y preparado para participar en la batalla», avisó, por su lado, un portavoz de la milicia.

En las comunidades israelíes junto a la frontera con Gaza, las autoridades abrieron los refugios y alertaron a la población de la inminente tanda de bombardeos. También Tel Aviv y otras grandes ciudades hebreas ordenaron medidas similares ante el temor de una escalada de violencia, aunque a última hora de la tarde las partes anunciaron un alto el fuego.