Horas para compartir y para prestar

Hilario L. Muñoz
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El Banco de Tiempo sale a la calle para mostrar algunos talleres que imparten sus asociados tras seis meses de funcionamiento.

Horas para compartir y para prestar - Foto: Rueda Villaverde

En Ciudad Real existe un banco en el que se prestan sonrisas, manos y experiencias a otras personas a cambio de esas mismas sonrisas, manos y experiencias. No se cobran intereses y, de hecho, una hora del tiempo de una persona, independientemente de la labor que haga, vale lo mismo que una hora de tiempo de otra. Da igual sus estudios o su edad. Estas características y otras muchas son ya conocidas de sobra por los 60 ciudadrealeños que utilizan el Banco de Tiempo de la capital. El proyecto, nacido en el otoño pasado, decidió con la llegada de la primavera salir del Centro Social Larache, donde se realizan la mayoría de sus actividades y mostrar cómo se trabaja en este espacio.  

«Cada vez hay más intercambios individuales, aunque todavía se producen muchos grupales», comentó Susana Ruiz, una de las técnicas de Servicios Sociales del Ayuntamiento encargada de dinamizar esta iniciativa. «Se han realizado talleres que los propios socios del banco de tiempo proponen organizan y ellos mismos los hacen».

Por este motivo el banco cuenta ya con una programación mensual de talleres que en abril presenta taichi, cuidado de la piel, dibujo, mindfulness, educación financiera, conversación en inglés o dibujo. Cada estudiante paga su hora de clase con una hora de su tiempo que puede devolverse, por ejemplo, en forma de voluntariado, como el que se hizo ayer para dar a conocer el banco de tiempo en el centro de la ciudad, donde todos los que acudieron fueron voluntarios. «Mucha gente ha visto en algún sitio que hay un taller» y al apuntarse ha conocido el banco, como «un enganche», para que empiece también a ofrecer algo por su clase.

«Hemos superado expectativas no pensábamos que se iba a apuntar tanta gente como la que tenemos ahora», apuntó Rosa Sánchez, la otra técnica encargada. «La gente se está apuntando por el boca a boca porque, aunque nosotros hagamos actividades de dinamización, viene porque lo conocen de uno que ha estado, ha probado un taller o un intercambio».

Dentro de esos usuarios, se encuentran ciudadrealeños como José García de Fresno, quien ha acudido a conversación en inglés. «El tiempo es lo más valioso que tenemos en la vida y lo que menos valoramos por otro lado», apuntó.  «Nosotros estamos proponiendo dedicar una hora de tiempo a la semana, una hora de tiempo al mes, en asistir a un taller que organiza un compañero de forma gratuita y que tú pagas el servicio con una hora de tiempo». Además recordaron que hay que dar mucho valor a esta iniciativa por la posibilidad intergeneracional como María José Galán, quien encontró a alguien que «le echó una mano» para arreglar su ordenador, a cambio de una hora que todavía no sabe como la devolverá.