Diego Murillo

CARTA DEL DIRECTOR

Diego Murillo


Piedras en los bolsillos

17/01/2022

Este 2022 se ha despertado al igual que se cerró el pasado, con la resaca del fantasma de la Navidades pasadas en cuanto a pandemia se refiere, pero con más luz al final del túnel para doblegar al virus. Las estadísticas del COVID nublan por días, semanas y meses, la incertidumbre que la economía genera en materia de Índice de Precios al Consumo (IPC), salarios, pensiones, cuotas de autónomos, impuestos directos e indirectos. La cuesta de enero de positivos irá descendiendo, pero aflorará poco a poco la otra cumbre que se avecina de categoría especial. En la provincia de Ciudad Real, con un IPC desbocado -un punto por encima de la media nacional-, será difícil cuadrar, negociar y acordar la decena de convenios (algunos de gran calado social, como la Ayuda a Domicilio, levantado en armas) pendientes de firmar. Los salarios en la provincia no son para tirar cohetes, la competitividad de las empresas tampoco está para hacer filigranas porque desembocaría en una subida de «segunda ronda» que ahogaría más a los bolsillos de los ciudadanos.
En esta etapa reina, que se aproxima a los dos años, se le pide a la sociedad un esfuerzo más mientras que en esos tramos de largas subidas y bajadas peligrosas, se le carga de piedra los bolsillos sin otra indicación que siga pedaleando con la cabeza gacha y sin atisbar la tan ansiada meta de la normalidad. Por más que los Gobiernos intentan insuflar optimismo para que no decaiga el pedaleo, la cuesta de enero no será fácil de superar si el encarecimiento de la energía y los productos básicos continua sin que haya soluciones o un plan para frenarlo.
Entretanto, el ministro de Consumo inyecta su particular visión de la vida en un periódico inglés mientras no hace el amago siquiera de dar explicaciones en el Congreso de por qué se ha disparado la cesta de la compra o cuáles son sus recetas para frenar el coste de los combustibles. La pérdida de poder adquisitivo es flagrante sobre todo en las clases más empobrecidas y en aquellos hogares donde cada céntimo es vital para cuadrar las cuentas. Las chinitas se convierten en grandes piedras de las que nadie se hace responsable. En provincias como ésta, como en las familias más humildes, las crisis son palos en las ruedas. Pedalean y pedalean, como gregarios bien aleccionados, en un silencio y un comportamiento ejemplar. Son la mayoría de ustedes quienes coronan las más difíciles cumbres en modo de gran pelotón, alejados de las regiones líderes y los más acebados sprinter exigen más fondos europeos por el COVID, por la crisis económica y para ciertos caprichos, como los linguísticos, por ser aquellos que se llevan los focos y los podium. Por eso no es de extrañar que surjan en las comunidades más 'gregarias' nuevos actores políticos para exigir un reparto mejor y más cuantitativo de los fondos del Estado. Castilla y León vivirá en menos de un mes la primera prueba de esfuerzo. Porque se trata de que el ámbito rural y las ciudades, unas regiones y otras, tengan un mismo objetivo y complementario para que cuando haya que afrontar las rampas más duras, como las actuales, no solos unos pocos vayan con más piedras en los bolsillos.