La era de los conquistadores

J.V. (SPC)
-

Sevilla acoge una magna colección de mapas secretos y bulas papales sobre los tres siglos de poder español en ultramar

La era de los conquistadores

Hubo una época en la que la presencia española en ultramar era decisiva, no solo para los intereses nacionales sino para la prosperidad de todo el mundo. Esa época dorada, conocida como la era de los conquistadores, duró algo más de tres siglos, entre las centurias XV y XVIII.

Ahora, el Archivo General de Indias, en Sevilla, recoge en una magna exposición titulada La fábrica del mundo, que puede visitarse hasta el próximo 28 de marzo, muchos de sus principales actores, así como instituciones y personalidades que participaron en este proceso de conquista y consolidación del Imperio español.

Pilotos, cosmógrafos, diplomáticos, cartógrafos y hasta los grandes organismos, como la Casa de la Contratación y el Consejo de Indias, que contribuyeron a difundir el conocimiento sobre el globo a través de la imagen y la palabra, están presentes en la muestra.

El visitante puede contemplar más de 50 documentos únicos, procedentes en su mayoría del Archivo General de Indias, sobre los grandes navegantes del momento, como Colón, Américo Vespucio, Magallanes o Juan Sebastián Elcano.

Entre los fondos expuestos se halla un título excepcional: la bula Dudum Siquidem, del Papa Alejandro VI. Esta dispensa otorgada por el Pontífice permitía extender la donación a Castilla de todos los territorios que se descubriesen en Asia por la ruta de Occidente.

Sin embargo, para intentar evitar está prebenda -algo que no se consiguió-, la monarquía portuguesa nunca reconoció la existencia de dicho legajo papal, alegando que ese documento jamás se había localizado en los registros vaticanos.

Otros textos notables que pueden ser admirados son las primeras ordenanzas de la Casa de la Contratación, el regimiento atribuido a Ruy Falero o los relativos a las controversias entre España y Portugal para discernir la propiedad de las islas Molucas o islas de las Especias. También poseen un gran interés la Real provisión por la que se nombra primer Piloto Mayor a Américo Vespucio o una Real cédula de los Reyes Católicos sobre el apresto de las tres carabelas de Colón, de 1492, procedente del propio archivo del Almirante.

Junto a estos fondos, se exhiben también inventarios de cosmógrafos, exámenes de pilotos, tratados de límites o mapas de lugares ignorados, que configuran una mirada de cómo se fue fabricando la imagen del mundo a lo largo de los más de 300 años de presencia española en ultramar.

Uno de los apartados más interesantes de La fábrica del mundo es el que hace referencia a la evolución de la cartografía. Las nuevas expediciones y los continuos descubrimientos marítimos y terrestres que se llevaron a cabo en esa época hicieron que los mapas cambiasen y se actualizasen rápidamente.

Disputas cartográficas

En esa época era habitual encontrar discrepancias entre el saber teórico y el práctico de expertos, cosmógrafos y pilotos. Sin embargo, gracias a esas discrepancias entre navegantes y maestros los planos y cartas náuticas fueron perfeccionándose hasta alcanzar una mejor seguridad marítima en la carrera hacia las Indias. 

Así, a través del conjunto de mapas expuestos en la muestra se puede observar el trabajo excepcional de los pilotos tanto para reflejar lugares nunca vistos, como derrotas para llegar a buen puerto o elementos geográficos localizados durante sus viajes.

Destacan en este apartado los dictámenes de la Junta de Badajoz-Elvas, con las firmas de Elcano o Colón entre otros, el primer mapa conocido que dibuja el golfo de México y señala el nombre de Florida y nombra al Mississippi como río del Espíritu Santo, el diario de la expedición de Esteban José Martínez o las cartas de la isla misteriosa donde Simón Zacarías dejó enterrado un fabuloso tesoro.

Precisamente, la exposición concluye con ese licencia a la imaginación a través de mapas secretos y tesoros escondidos en idílicas playas del Caribe frecuentadas por corales salvajes y animales exóticos.