«Hay personas con obesidad que tienen un comportamiento adictivo claro»

Raquel Santamarta
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Unidad de Investigación Traslacional del HGUCR / Luis Fernando Alguacil

Alguacil habla para La Tribuna en su despacho de la Unidad de Investigación Traslacional. / - Foto: TOMÁS FERNÁNDEZ

Tender puentes entre la industria, la clínica y el mundo académico para trasladar los avances a los pacientes. En eso consiste una investigación traslacional que el Hospital General Universitario de Ciudad Real (HGUCR) dio sus primeros pasos de la mano de Luis Fernando Alguacil, Carmen González y Elisabet Salas, que actualmente se encuentra en el Instituto Pasteur de Lille (Francia).

La Unidad de Investigación Traslacional, que fue inaugurada hace tres años coincidiendo con el quinto aniversario del HGUCR, nació con el fin de optimizar la comunicación entre la ciencia básica y la clínica. ¿Cree que el conocimiento adquirido sigue teniendo escaso impacto en la práctica?

Seguimos necesitando progresar en este sentido. Pienso que todavía las aplicaciones son escasas en relación con los avances en la básica. Pero también es cierto que en los últimos años la investigación traslacional va cobrando más interés, porque las autoridades sanitarias y los responsables de la concesión de fondos hacen énfasis en la necesidad de que haya una mayor aplicabilidad. En países como Estados Unidos es mucho más fácil conseguir financiación si los proyectos tienen una parte traslacional y aquí se va notando cada vez más. Sin embargo, se tarda demasiado en transferir los resultados a los pacientes.

¿Dónde se encuentran las mayores dificultades?

La principal es cultural. Es la falta de diálogo que sigue existiendo entre los investigadores básicos y los clínicos. La comunicación de los problemas no es real y eso es algo que es difícil de vencer. Son maneras de hacer que vienen desde mucho tiempo atrás. Creo que si avanzamos en ese sentido y se aproximan más ambos mundos, el progreso sería mucho más notable. Los clínicos tienen verdaderas dificultades para trabajar en el laboratorio, cuando en otros países los médicos pueden rebajar su labor asistencial para investigar de la mano de los básicos. Las circunstancias aquí podrían ser más adecuadas.

¿Y las oportunidades?

Podemos obtener biomarcadores para un mejor diagnóstico de las enfermedades y, por lo tanto, personalizar los tratamientos. También nos sirven para predecir la respuesta, es decir, para saber cómo va a responder esa persona a las terapias aplicadas. Es algo esencial que podemos conseguir con la investigación traslacional. Se trata de dar instrumentos a los clínicos para que puedan orientar mejor los tratamientos, aumentando su eficacia y ahorrándole dinero al sistema.

La principal línea de investigación ha girado sobre la obesidad, las adicciones y los trastornos del comportamiento alimentario. ¿Qué pasos se han dado al respecto?

Lo que hemos estado buscando son biomarcadores para poder identificar a aquellos pacientes obesos que tengan problemas de conducta alimentaria. Se trata de detectar las diferencias de una manera bioquímica para que el enfermo sea tratado de ese trastorno de tipo psiquiátrico. Algunos obesos podrían ser clasificados como enfermos mentales. Hemos reclutado pacientes para estudiar su conducta a través de una serie de tests y hemos medido muchas hormonas, genes y neuropéptidos como el CART.

Actualmente se encuentran en la fase final del proyecto, tras presentar en septiembre, los días 6 y 9 en el congreso de la European Brain and Behaviour Society celebrado en Múnich, sus últimos resultados. ¿Qué les falta por determinar?

Estamos en plena fase de análisis de los resultados con  la proteómica y la metabolómica. Se trata de ver cada una de las muestras para identificar esos biomarcadores. Esperamos dentro de unos meses poder confirmar diferencias.

En definitiva, también se trata de encontrar un marcador de vulnerabilidad y respuesta a la cirugía bariátrica en la obesidad. ¿Todos los pacientes son candidatos a pasar por el quirófano?

No. Actualmente en el Hospital General Universitario de Ciudad Real (HGUCR) existe un protocolo para detectar qué pacientes no son candidatos a la cirugía bariátrica (bypass gástrico y gastrectomía tubular), al menos en un primer momento. Hay personas con obesidad que tienen un comportamiento adictivo claro, que tienen trastornos por atracón diagnosticados por un psiquiatra. Pero nosotros lo que pretendemos es ser todavía más finos. Es decir, sin necesidad de que haya un problema psiquiátrico mayor, queremos detectar  marcadores para ayudar a los pacientes a controlar su comportamiento alimentaria. Hay que extremar las precauciones en el ámbito conductual. (Más información en la edición impresa)