Piden análisis "más fiables" para controlar la tuberculosis

Ana Pobes
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El sector exige a la Administración una prueba más específica que ponga fin a los los falsos positivos que conllevan «importantes pérdidas y daños»

Piden análisis - Foto: Fotos Rueda Villaverde

La tuberculosis y los falsos positivos está suponiendo un quebradero de cabeza a los ganaderos de la provincia y de la región, que denuncian el severo castigo que representa para el sector la aplicación de protocolos «injustos» contra esta enfermedad. Unión de Uniones de Castilla-La Mancha asegura que las pruebas de tuberculina que se realizan en los controles del plan de saneamiento es una prueba «inespecífica» y que conlleva «importantes pérdidas» al ganadero con los falsos positivos, por lo que piden más garantías en las campañas de saneamiento. Reivindicación que también comparten desde Asaja y UPA, desde donde reclaman análisis «más fiables y eficientes» y mayores indemnizaciones que ayuden a sufragar las pérdidas.

Los falsos positivos están acabando con miles de vacas. José Luis Sáez Ruiz, ganadero y responsable del área de ganadería de Unión de Uniones, es consciente de ello. En declaraciones a La Tribuna, lamenta que muchas reses acaben en el matadero al dar positivo en los primeros controles de saneamiento ganadero, pero una vez sacrificadas, las pruebas efectuadas en laboratorio demuestran, 45 días después, que, en realidad, estaban sanas. «Ningún ganadero se opone al sacrificio de reses enfermas, porque eso supone sacar una infección de sus explotaciones, pero se están matando reses sanas».

El problema, continúa diciendo, es que el positivo, falso o no, desencadena un protocolo que representa la pérdida de la calificación sanitaria favorable de la explotación, el sacrificio de las vacas y la imposibilidad de reponerlas hasta que los controles vuelvan a ser negativos al cabo de un mínimo de tres meses. Por ello, pedimos a la Administración «unos controles más justos y eficientes» y que «no nos quiten la calificación de calidad superior de leche (AA) hasta que no salga un animal positivo en laboratorio». «Hemos matado 17 vacas en producción y no nos dejan reponerlas hasta tener un saneamiento negativo», argumenta con impotencia. Por ello, y ante esta situación exige mayor «implicación» a la Junta de Comunidades, pues «llevamos 30 años matando vacas y no acabamos con la tuberculosis».

Desde UPA Castilla-La Mancha, y en palabras de Elisa Fernández, aseguran que los análisis «no son fiables cien por cien», y lleva, añaden desde Asaja, a generar una duda razonable en el sector, por lo que una muestra más fidedigna daría «mayor tranquilidad al veterinario y al ganadero», argumenta Fernández. Por todo ello, el gerente de Asaja Ciudad Real, Agustín Miranda, insiste en un método «rápido y fiable» que dé una garantía al ganadero y unas indemnizaciones «más altas» que ayuden a paliar el daño ocasionado a un «sector productivo».

Ambos responsables son conscientes de la dificultad que supone erradicar la tuberculosis en la provincia, donde, según Miranda, más del 94 por ciento de las cabañas «están saneadas y sin incidencias en tuberculosis» registrando mayor número de casos la parte sur-este que la norte-oeste. Aun así, la incidencia es «alta». Según el programa nacional de erradicación de tuberculosis bovina para 2019, publicado recientemente por el Ministerio, en Castilla-La Mancha se está produciendo desde 2011 un aumento constante de la incidencia de la enfermedad en la región que ha llevado a comunidad autónoma a tener en 2017, último dato del que se dispone, las cifras más altas de tuberculosis de España, según Unión de Uniones. En rebaños se alcanza una prevalencia que «multiplica por más que cuatro la media nacional».

 Para el presidente del Colegio Oficial de Veterinarios de la provincia, José Ramón Caballero, la realidad es que la Junta de Comunidades ha tomado la tuberculosis como algo «propio» sacando del control a todos los veterinarios de las Agrupaciones de Defensa Sanitaria (ADS) y contratando a una empresa externa, lo que ha ayudado que la tuberculosis bovina «se haya disparado» en los últimos años en la región por la «desidia y la dejadez de la Administración y la empresa». En tuberculosis «vamos muy mal», lamenta, pues «no hay un criterio de control», y sobre todo, argumenta, cuando el mundo cinegético, «que tiene una convivencia clara con estas explotaciones», «no se controla tampoco lo suficiente y está influyendo de forma fehaciente en lo que está pasando». Por todo ello, apuesta por aunar criterios y buscar una solución conjunta, pues «no se puede actuar de forma independiente cuando las vacas están en medio del monte, donde están también los ciervos y los jabalíes, reservas enormes de tuberculosis». «No hay coordinación entre las consejerías», insiste. Opinión que comparten también en Asaja, asegurando que se debe actuar en todos los frentes, incluyendo también los animales salvajes, pues «nos estamos olvidando de otros animales que también pueden transmitir esta enfermedad».