Aumenta la violencia contra la mujer y los quebrantamientos

Pilar Muñoz
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Jose Ruiz, juez de Penal 2, habla en una entrevista concedida a La Tribuna de la realidad que se vive a diario en el Juzgado por el incremento de delitos de violencia contra la mujer y por la falta de medios

Aumenta la violencia contra la mujer y los quebrantamientos - Foto: TOMÁS FERNÁNDEZ DE MOYA

El  Poder Judicial ratificó un acuerdo alcanzado por la Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha en el que se asignó al Juzgado de lo Penal 2 de Ciudad Real la especialización en materia de violencia de género ¿Cuánto tiempo lleva al frente de este juzgado y cómo ha sido este periodo?

Desde septiembre de 2017. En este tiempo se han resuelto muchos casos. En el último año se han dictado 359 sentencias por delitos de violencia de género, 127 por quebrantamiento, una cifra muy alta. El Juzgado de lo Penal 2 se encarga de enjuiciar todas las causas de violencia contra la mujer de la provincia, pero además lleva otros asuntos penales como delitos de robo, contra la Seguridad Vial. Lamentablemente la violencia contra la mujer no cesa.

¿Qué cambios ha observado en este tiempo?

Va aumentando no sólo el maltrato esporádico, también el maltrato habitual, cuando la víctima lleva años sufriendo maltrato y llega un momento en que no aguanta más y denuncia. El maltrato habitual conlleva penas en su mitad superior, hasta tres, cuatro años de cárcel.

¿Cuál es el caso más grave que ha visto en este tiempo?

Para mí todo es grave. El hecho de que un hombre dé un guantazo a una mujer es muy grave, aunque no haya lesiones o sean leves. No se puede agredir a nadie: si no te interesa la persona, para eso están las leyes, coge la puerta y vete. El primer insulto, la primera amenaza, el cállate o el empujón desencadenan la violencia contra la mujer.

¿El maltrato habitual es lo que más se ve en su Juzgado?

El maltrato reiterado, las lesiones por un puñetazo que le ha roto la nariz o fracturas de brazos.

Dice que la violencia sigue aumentando. Sin embargo, parece que hay más sensibilización y los gobernantes hablan de medidas, protocolos. Se cumple un año de una movilización histórica por la igualdad, ¿qué está fallando?

Es cierto que hay más sensibilización. De hecho hay delitos que denuncia la gente. Antes se veía un caso de violencia contra la mujer en la calle y se miraba para otro lado. Ahora se ve una discusión o pelea entre una pareja y se interviene o llaman a la Policía. Esas personas vienen luego como testigo y muchas veces se condena al autor por estos testigos. Dicen lo que han visto y luego la Policía al acudir rápidamente ve cómo está la mujer.

Entonces, ¿dónde cree que se debería hacer hincapié?

En la educación desde que el niño o la niña empieza a caminar. Al niño hay que decirle desde que empieza a andar esto es muy grave, no se debe hacer porque tú compañera es tu compañera, no es una persona a la que tú puedas agredir. Hay que hacer mucha pedagogía en los colegios, institutos ... hablarles del derecho a la intimidad, de que no se pueden compartir fotos, publicarlas sin autorización y, por supuesto, que no se puede insultar, amenazar o intimidar a través del móviles o las redes sociales. Es un delito contra la integridad. En la violencia contra  la mujer también ha habido un repunte en las amenazas a través del móvil. Es más fácil amenazar desde la lejanía. En estos casos los mensajes amenazadores en los móviles o redes también son una prueba en el juicio, cotejado con todas las garantías.

Antes ha hablado de la importancia de los testigos, ¿hay víctimas que siguen acogiéndose a su derecho a no declarar?

Afortunadamente cada vez son más las mujeres que mantienen la acusación conscientes del problema y riesgo. Pero sigue habiendo mujeres que se acogen a la dispensa del artículo 316. Yo siempre le digo sabe cuál es la trascendencia de no declarar, y me dice sí. Le insisto, mire no podré valorar lo que dice la ley, la doctrina del Supremo. Ellas dicen: si, sí. Yo les tengo que advertir porque vienen como víctima y testigo y cuánta más información tengamos mejor. Pero, siempre que se acogen a la dispensa del artículo 316 dicen lo mismo, que lo saben, pero que no quieren declarar. Es comprensible el miedo, pero han de entender que luego vuelven a casa y la situación se agrava

Desarman por completo al juez.

El fiscal acusa porque en un determinado momento ha habido una denuncia y una prueba, pero luego llegan al juzgado con un ojo hinchado u otras lesiones y se acogen al derecho a no declarar o se desdicen. Los delitos de malos tratos se dan en la clandestinidad, en el ámbito familiar, están solos, salvo que haya hijos, pero si vienen al juicio y no quieren declarar contra el padre estamos en las mismas. En estos casos solo podemos condenar si hay testigos y pruebas que acreditan los hechos.

¿Ha habido casos de mujeres que se han acogido a la dispensa de no declarar que luego han vuelto al juzgado por sufrir nuevas agresiones?

Sí. Se da en instrucción sobre todo. Si no declaran en instrucción y no hay otra prueba no llega al Juzgado de lo Penal, a no ser que haya alguna prueba, parte de lesiones. Pero insisto, cada vez más, las mujeres están tomando conciencia del problema.

¿Cómo es el día a día en el Juzgado de lo Penal 2?

Acaban de asignarme un funcionario más por el volumen de asuntos que registra y que va en aumento. Sé cuándo llego, no cuándo voy a salir. Pero no sólo yo, el resto de trabajadores del Juzgado. A las 9.15 horas tengo que bajar a la sala de vistas para iniciar los juicios. Tengo ocho o diez todos los días. Luego hay que dictar sentencias. Son muchas las causas, los juicios de violencia de género, de quebrantamientos, amenazas, coacciones... a celebrar. Entran en la guardia, en los Juzgados de Instrucción 5 de Ciudad Real, en el Almagro, Tomelloso, Valdepeñas, Puertollano, Infantes, Alcázar, Almadén... y vienen aquí (Juzgado de lo Penal 2). Algunos juicios se pueden resolver en una hora, pero otros requieren más tiempo y no sales de la sala de vista hasta las seis de la tarde. A veces hay que dejarlo para otro día. Los juicios rápidos se resuelven los jueves.

¿Cómo se compaginan las causas de violencia de género con el resto de asuntos del Juzgado?

Hay que hacer cábalas. Tengo que sacar tiempo para señalar los juicios. Los jueves se destinan a la celebración de juicios rápidos, pero uno de cada tres se dedica a los casos de seguridad vial, robos... En los últimos diez días han entrado más de doce causas de violencia contra la mujer que requieren de estudio y hay que señalar para la vista oral. Generalmente además del acusado, la víctima y testigos, hay que citar a peritos, psicólogos, forenses, médicos... Estos juicios se suelen alargar varias horas, incluso una jornada entera.

¿Ha habido algún caso de denuncia falsa?

La mujer no viene por gusto. Denuncias falsas como tal, por resentimiento o venganza, yo no he detectado.

Al inicio habló de sentencias, ¿cuántas son condenatorias?

El año pasado celebré más de 400 juicios, dicté 630 sentencias, 359 por delitos de violencia contra la mujer, 127 por quebrantamiento. A veces hay tres y cuatro quebrantamientos.  El último año un 85% de las sentencias por maltrato y vulneración de medidas han sido condenatorias. El resto son absolutorias por falta de pruebas, porque que la víctima retira la denuncia y no ha testigos.

No debe ser fácil mandar a una persona a la cárcel.

Es durísimo mandar a una persona a la cárcel, pero también es muy duro el día a día en el Juzgado al ver a las víctimas, el estado en el que llegan.  Hay gente que habla alegremente de la violencia, tendrían que estar aquí, en el día a día y ver la realidad. Faltan medios. Hay que dotar de medios a los juzgados, hospitales, médicos de cabecera, a la policías, guardias civiles, equipos psicosocial, forenses ...