La 'primavera adelantada' deja el campo en situación crítica

Manuela Lillo
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Asaja alerta de que las condiciones meteorológicas «pueden afectar claramente al ciclo de las plantas» y, por tanto a las cosechas, y subrayan la necesidad de que se registren lluvias

La ‘primavera adelantada’ deja el campo en situación crítica - Foto: Rueda Villaverde

Las condiciones meteorológicas que se registraron a lo largo de este ‘febrerillo loco’ que acaba de finalizar son «peligrosas» para los cultivos de la provincia, que se tienen que ver expuestos a bajas temperaturas durante la madrugada y a temperaturas muy altas para esta época del año durante el día, lo que «puede afectar claramente al ciclo de las plantas». Así lo expuso a La Tribuna el secretario general de la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (Asaja) de Ciudad Real, Florencio Rodríguez, quien afirmó que a esas temperaturas se suma la escasez de lluvias registrada durante el invierno,  de manera que «con lo poco que ha llovido, la situación empieza a ser crítica».

Con esta situación «se puede adelantar la floración de muchos cultivos», tal y como ya se está viendo en muchos parajes de la provincia, donde los almendros están floreciendo, lo que -prosiguió Rodríguez- se exponen al «riesgo de heladas en momentos críticos» y, por tanto, puede afectar en el futuro a las cosechas de este tipo de cultivos.  

«Las plantas ahora mismo tienen un desconcierto importante» debido al tiempo que se está registrando y que no va acompasado con el ciclo habitual para esta época del año, de manera que muchas plantas pueden «sufrir desequilibrios y daños», lo que, además, se puede ver empeorado por la ausencia de precipitaciones, que Asaja ve «fundamental» para normalizar el ciclo de los cultivos.

En este sentido, Rodríguez indicó que los herbáceos empiezan a necesitar ya la lluvia, del mismo modo que para los cultivos leñosos es «fundamental el agua de invierno y puede afectar a la producción» posterior; además de destacar lo importante que es el agua para la «recarga de los acuíferos y para la recuperación de los pantanos».

Con estas condiciones, Asaja considera que «no hay un desarrollo vegetativo normal» y que no deja de ser «algo antinatural», motivado quizás por el cambio climático o por los factores que se están registrando en los últimos años y que se traducen en «condiciones extremas» que han modificado los patrones normales de la última década.

«Necesitamos lluvias y que se estabilicen las temperaturas para que los cultivos tengan el ciclo normal y natural», concluyó el representante de esta organización agraria ciudadrealeña.

el almendro.  Por su parte, desde el Centro Agrario ‘El Chaparrillo’, su director, Esaú Martínez, matizó que los almendros que ya están floreciendo son los «antiguos», esto es, los ubicados en lindes, los amargos y otros tradicionales, mientras que los que todavía están por florecer son los almendros «comerciales», es decir, las nuevas plantaciones que se hicieron con un destino a la producción agrícola. En concreto, detalló que los almendros tradicionales ya han acumulado las «horas de frío y de calor» que necesitan para la floración, mientras que los segundos necesitan «algunas horas más de calor» y de ahí que se prevea su floración en los próximos días, teniendo en cuenta las temperaturas que se están alcanzando.

«Aun así, todo va con 20 días de adelanto», aseguró Martínez en relación a ambas tipologías de almendros, lo que podría tener consecuencias en la polinización de las plantas, ya que se pueden ver perjudicados por posteriores factores meteorológicos como el viento, la lluvia o el frío. En este sentido, puntualizó que los nuevos almendros comerciales son «autofértiles, es decir, que la propia flor se poliniza», por lo que no son tan vulnerables a la lluvia, «pero sí al frío», de manera que si más adelante se registraran heladas, «podría morir esa flor», dijo en referencia a estas «situaciones anómalas que pueden perjudicar al árbol».

Martínez se refirió al boom en la provincia de la plantación de almendros en los últimos años que, junto al pistacho, ha sido uno de los cultivos alternativos más solicitados por los agricultores porque necesitan menos agua y por su mayor rendimiento ofrecido en ejercicios anteriores.

Martínez comentó que la variedad más implantada en los últimos años en la provincia es la guara, si bien también se ha apostado por otras variedades de almendros, como la lauranne o la penta, «extra tardía», y que se ubica en mayor medida en puntos de la provincia como el Campo de Montiel «porque hace más frío» y en esta zona los almendros suelen florecer «a primeros de abril».

Por lo que respecta a la superficie de almendro cultivado, los datos reflejan un incremento progresivo desde el año 2014 a 2017, últimos de los que se dispone a ejercicio cerrado. De este modo, Ciudad Real ha pasado de contar con alrededor de 5.000 hectáreas de este cultivo en 2014 a 12.670 en 2017, lo que supone más del doble.

Este aumento de la superficie se ha registrado en todas las provincias de la región a excepción de Guadalajara, que se mantiene con escasamente 158 hectáreas. En el lado contrario se sitúa la provincia de Albacete, la principal zona de almendro en Castilla-La Mancha. En este caso, contaba con 62.780 hectáreas en 2017, último dato disponible, frente a las 20.822 de Cuenca y las 18.012 de Toledo. Así lo constatan los datos facilitados a este diario por el centro agrario El Chaparrillo, que subrayan que en el conjunto de la región la superficie de almendros se sitúa en las 114.442 hectáreas y que «en estos tres años ha aumentado en unas 52.000 hectáreas, un 83 por ciento».

En la provincia, la superficie de almendros ecológicos se situaba en la provincia en 3.236 hectáreas, mientras que en el caso de Castilla-La Mancha esta cifra se sitúa en las 28.282 hectáreas, el 25 por ciento del total.