Fran Lara quiere más

Eduardo Gómez
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El bolañego comienza a pensar en los Juegos Paralímpicos de Tokio tras conquistar la plata en el Europeo con la selección española, donde ejerce de capitán

Fran Lara, con el balón, en el partido ante Turquía. - Foto: SA Images

Fran Lara (11-8-1989. Bolaños de Calatrava) saborea estos días la medalla de plata conquistada con la selección española de baloncesto en silla de ruedas en el Campeonato de Europa y la clasificación para los Juegos Paralímpicos de Tokio. Un doble objetivo del que ha sido protagonista, ya que desde hace tres años es el capitán del combinado nacional, en el que es fijo desde hace once años y con el que ha disputado ya dos Juegos Paralímpicos, dos Mundiales y siete Europeos. 

Esta plata en el Europeo de Polonia ha sido el mayor éxito de la selección española en este ciclo que se cerrará en Tokio el año que viene y que venía precedido del subcampeonato paralímpico en Río 2016. «En el último Mundial y Europeo las cosas no nos salieron bien, pero ahora hemos vuelto a ser nosotros mismos», confesó Lara. Únicamente Gran Bretaña, vigente campeón mundial, fue capaz de tumbar a España en la cita continental, aunque el balance para la selección es más que positivo, con esa plata y el billete para Tokio.

Además de jugador, Lara es en la selección española el nexo entre el cuerpo técnico y los jugadores, una labor para la que sus compañeros confían en él y por lo que se siente «muy agradecido». De hecho, considera que una de las claves que explican el subcampeonato europeo ha sido precisamente el buen ambiente que se ha vivido en el vestuario durante el torneo y en las durísimas concentraciones previas.

A sus 30 años esta campaña emprenderá una nueva etapa, ya que ha tomado la decisión de dejar el Ilunion, que es el equipo más laureado de España en este deporte y con el que la pasada temporada se proclamó campeón de Liga y de Copa, para marcharse cedido a Las Rozas, «en busca de minutos y más oportunidades para ganarme el puesto en la selección que acuda a Tokio», explica. Así, con el fin de adaptarse cuanto antes a su nuevo equipo y compañeros, apenas disfrutará de una semana de vacaciones. «Llevo todo el verano fuera de casa y necesito estar ya un poco con la familia. Para lograr la plata hemos hecho un trabajo que es muy duro y sacrificado», relata.

Por ello, confía en que este año, con los Juegos Paralímpicos a las puertas, puedan tener más apoyos, semejantes a los que reciben otros países que obtienen aún así peores resultados deportivos. Sin ir más lejos, él mismo necesita una nueva silla de ruedas que valora en unos 6.000 euros, su herramienta de trabajo para un año que promete ser apasionante.