La noche mágica de Limones

Manuel Espadas
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El portero daimieleño, protagonista de la histórica clasificación del Mirandés para las semifinales de la Copa del Rey, pone como ejemplo de modestia y ambición al equipo burgalés

Limones (cuarto por la izquierda, arriba) celebra con el resto del equipo la clasificación para las semifinales coperas ante el Villarreal. - Foto: Truchuelo Fotógrafos

Miranda de Ebro, una población burgalesa de poco más de 35.000 habitantes, vivió el miércoles una inolvidable noche cuando su equipo repetía hazaña y se colaba en las semifinales de la Copa del Rey al eliminar a todo un primera como el Villarreal (4-2), como antes lo había hecho con el Sevilla (3-1), y antes con el Celta (2-1). Anduva, campo en el que la pasada temporada caía el Socuéllamos en las semifinales de la Copa Federación, volvió a vivir una fecha histórica ya que fue testigo de una nueva gesta que hasta ahora ningún equipo había conseguido en el fútbol español, que es llegar a la penúltima ronda copera como equipo de Segunda y de Segunda B (lo conseguía en 2012). Una página brillante en la que figura un daimieleño que ayer seguía siendo un hombre feliz y orgulloso de lo logrado: el portero Limones.
Jesús Reguillos Moya (17 de octubre de 1986) cree que la clave de que el Mirandés se haya metido en las semifinales de la Copa del Rey es «la ilusión y el convencimiento». Sabe que son un ejemplo para muchos equipos y muchas localidades del perfil de Miranda de Ebro, modesta en tamaño pero gigante en ambición. «Es cuestión de trabajo, ilusión, sacrificio y algo de suerte», insiste Limones, que ayer dedicó su día de descanso a contestar las cientos de felicitaciones que recibió en su teléfono móvil, muchas de ellas procedentes de Daimiel y del mundo del fútbol provincial en general.

 

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