"La subida del SMI supondrá el fin de la agricultura"

Manuela Lillo
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El sector agrario recuerda que no puede repercutir el incremento en el precio de los cultivos y es contraria a un aumento general que ayer mismo ya rebajó la vicepresidenta Carmen Calvo

Labores en la cooperativa tras la recogida de la aceituna en una cooperativa. - Foto: Pablo Lorente

Más costes de producción y bajos precios. En este escenario que sufre actualmente el sector agrario no encaja la subida del Salario Mínimo Inteprofesional (SMI) que anunció en un primer momento el nuevo gobierno de coalición por encima de los 1.000 euros y «que supondrá la desaparición de toda la agricultura tradicional», según el gerente de la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (Asaja) de Ciudad Real, Agustín Miranda. 

Asaja es una de las organizaciones que ha mostrado su oposición a esta medida que ayer fue objeto de debate en una reunión entre la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y los sindicatos y empresarios y que incluso se encargó de rebajar por la mañana la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, al afirmar que la medida no podía generar riesgos para las empresas y tendría que ser asumida. Finalmente se acordó situarlo en los 950 euros este año, es decir, un alza del 5,5 por ciento.

Para la organización agraria, la subida del SMI implicará aumentar unos costes de producción que ya crecieron con la anterior subida del salario mínimo hasta los 900 euros y que llevaría aparejada una mayor «tecnificación» de las tareas agrícolas y, por tanto, menos mano de obra en el campo. 

Eso supondrá a su vez, prosiguió Miranda, unas consecuencias importantes «para el sector agrario, el mundo rural y la España vaciada», esa -dijo- que quieren salvar de la despoblación y la desaparición de los pueblos y que seguirían justo el camino contrario al eliminar mano de obra del campo. 

La organización agraria recuerda que los agricultores «no pueden repercutir esa subida en el precio del producto» y que, por lo tanto, sería una subida inasumible para muchos titulares de explotaciones que no tendrían más remedio de avanzar hacia una «mayor mecanización» de sus explotaciones. 

Precios hundidos. «Tenemos precios hundidos en el vino y el aceite», señaló Miranda, quien matizó que la anunciada desaparición no es un pronóstico que realiza la organización, sino la mera consecuencia de hacer cuentas: «Baja el precio de nuevos productos y sube el precio de la mano de obra», especificó. 

De este modo, lamentó que el nuevo Gobierno central hará efectiva «una imposición genérica» que, si bien se ha mitigado al no superar los 1.000 euros previstos en un principio, incrementará de nuevo los costes de producción del sector agrario.