«A un joven de hoy no le puedes decir cuándo ver una serie»

M. Sierra
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Jon Plazaola es protagonista de la serie televisiva 'Allí abajo', que dio a conocer a este vasco como Iñaki y que hoy llega a Ciudad Real como 'Mandíbula afilada', una comedia romántica cargada de ironía

«A un joven de hoy no le puedes decir cuándo ver una serie, - Foto: DAVID VICENTE FOTOGRAFO

Su nombre es Jon Plazaola (Urretxu, 1982), aunque serán más los que le reconozcan por ser uno de los protagonistas de la serie Allí abajo, donde interpreta el papel de Iñaki, desde el que ha conquistado a miles de familias que fieles a la televisión y a esta serie, han hecho posible que sume una quinta temporada. Mientras llega a las televisiones, el actor vasco se embarca en nuevos proyectos, el último, el salto a las tablas, de la mano de una comedia romántica Mandíbula afilada, que esta noche llega al Teatro Municipal Quijano, a las 20.30 horas. Una pieza que invita a reír, y consigue, incluso, «que el público reflexione», como apunta el propio Plazaola.

¿Qué se va a encontrar la gente que apueste por pasar la noche del sábado en el teatro?

Una comedia de pareja diferente, de sonrisas y de alguna que otra carcajada, pero sobre todo, una comedia que habla de si estamos viviendo o no la vida que queremos vivir, aquella que soñamos cuando éramos adolescentes o la que otros quieren que vivamos. Carles Alberola, acertó con este texto.

¿Y Jon en qué grupo está? ¿En el de los que viven la vida que soñaron o los que no?

Me siento realmente afortunado, porque estoy cumpliendo mis sueños y además tengo la sensación de que me quedan todavía muchos por cumplir. Yo de pequeño soñaba con ser actor, jugaba a hacer entrevistas, y al final esas cosas se han ido cumpliendo. Pero me gusta pensar que me quedan sueños por cumplir. No me gusta conformarme.

¿Y su personaje?

De los otros. Juan es e un soñador empedernido, un pintor que tiene que conformarse con pintar aquello que le encargan, que tiene un ático modesto que puede estar en cualquier ciudad, al que un día, curiosamente, llega la que fue el amor de su vida, Laura (Noemí Ruiz), y a partir de ahí todo puede pasar.

Hoy que estamos todos conectados y que el compromiso es algo de lo que muchos huyen, ¿no sería Juan una especie en extinción?

Es verdad que reflejamos un amor a la antigua usanza. Ahora, antes de ir a casa de nadie lo habitual es avisar por WhatsApp o alguna otra red social. Pero hay una vía diferente, de eso hablamos aquí, una que es la que mejor funciona. El otro día vi un meme que lo resume muy bien. Era de Blancanieves y el príncipe. El príncipe le dice a Blancanieves que la quiere y ella le pide que lo ponga en las redes sociales que si no, no se entera nadie. Llamadme clásico, pero creo que no hay nada mejor que decirle a la persona que quieres, mirándole a los ojos, lo que sientes.

Mandíbula afilada es su salto al teatro, ¿quería cambiar de aires?

Yo he sido monologuista, presentador, guionista, y cuando me llegó la alternativa de saltar a la ficción con Allí abajo me di cuenta que esta nueva etapa me abría las puertas del teatro, que es algo que siempre he querido hacer. Me parece una de las disciplinas más enriquecedoras y gratificantes porque recibes la respuesta del público de manera inmediata. Además me parece un gimnasio excelente para progresar como actor.

Usted empezó en este mundillo haciendo humor ¿no cree que cada vez es más difícil conseguir la carcajada del público?

Creo que deberíamos hacer una reflexión sobre los límites del humor, que es algo de lo que se habla mucho últimamente. Reírnos nos podemos reír de todo. ¿Qué marca el límite? El respeto, sí, pero también la gente debe tener en cuenta cuando se está haciendo comedia y cuando se está hablando en serio. Hay una cosa curiosa, en la Edad Media los bufones eran censurados por los reyes, pero ahora estamos viviendo una época en la que es el pueblo el que está censurando a los bufones. Para mí, esto es importante porque soy de los que opina que lo último que se debe perder es el humor.

Si Juan fuera un amigo de Jon Plazaola, ¿qué consejo le daría?

Le dejaría volar. Soy partidario de dejar a la gente soñar. Nuestra sociedad está súper estresada, tan pendiente de los horarios. Tenemos todos un exceso de futuro, que es lo que causa el estrés, igual que la nostalgia es un exceso de pasado. Por eso, la gente que sueña con ser alguien mejor, yo le dejaría volar. Cuando yo era adolescente y les dije a mis padres que iba a hacer Bellas Artes y que iba a empezar a hacer monólogos por los pueblos. La primera reacción fue decir wow, porque no entendían que fuera un trabajo real, pero me dejaron volar.

Pertenece a una hornada de actores que se están creando con la llegada de las plataformas digitales, que para muchos es el fin de la televisión en abierto.

Estamos viviendo un momento muy interesante y estoy contento de poder vivir este cambio. En el caso concreto de Allí abajo está siendo un fenómeno de audiencia y eso es importante porque nosotros somos los fieles herederos de Farmacia de Guardia, de Los Serranos, de la comedia familiar, aunque seamos un 2.0 de aquello. Estamos en la quinta temporada que es una rara avis en la televisión en abierto, todavía retenemos a ese público que sigue acostumbrado a sentarse en el sofá con el mando. A un joven no le puedes decir cuando tiene que ver una serie, la serie es cuando yo quiera, donde yo quiera…. Es un cambio que nos va a venir muy bien a todos, porque ahora hay más proyectos y más plataformas. Además nuestras series están viviendo un momento de oro, se están haciendo series de una calidad muy alta y la prueba es una serie como La casa de papel que ha ganado un Emmy internacional.

Plazaola dio el salto definitivo al mundo de la actuación con la versión televisiva de Ocho apellidos vascos. ¿Los tiene?

Plazaola, Larrañaga, Zubizarreta, Gurruchiaga, y puedo continuar hasta diez. Me hicieron un programa que se llamaba Todos los apellidos vascos e indagando en mi pasado me confirmaron que mi familia se remonta 500 años atrás, y que salvo yo, ninguno de ellos se ha movido más allá de 20 kilómetros a la redonda (sonríe).