El 'año de bienes' será para cereales, leñosos y acuíferos

L.G.E.
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Los brotes de herbáceos aguantan el hielo y esto favorecerá el ahijamiento. A los leñosos como la vid les ayuda a descansar en esta época del año de letargo y frío. La otra cara de la nevada la sufren los olivares sin varear o el ganado

El ‘año de bienes’ será para cereales, leñosos y acuíferos - Foto: Javier Pozo

Antes de que terminase incluso 2020 en las llanuras cerealísticas de Castilla-La Mancha empezaban a asomarse brotes verdes. Puede dar hasta cierta aprensión pensar que esos pequeños herbáceos quedaron sepultados por centímetros de nieve que luego se convirtió en hielo. Pero el cereal aguanta esto y mucho más. De hecho, los principales productores en Europa son países como Ucrania y Rusia, donde los campos están muchos días en invierno con un manto blanco.

El ejemplo de estos países del Este lo pone Arturo Serrano, que es el secretario general técnico de Asaja en la región, para explicar por qué Filomena es beneficiosa en términos generales para el campo, aunque también haya excepciones de cultivos a los que ha perjudicado. «De momento el cereal es bastante resistente», explica, «va a favorecer que el ahijamiento sea  mejor si el final del invierno y la primavera acompaña».

También apunta que puede ser beneficioso para cultivos leñosos como la vid. «Necesitan acumular horas de frío para que la planta descanse en ese letargo», expuso. Y es que señala que en términos generales, «el campo necesita de agua, frío y tiempo negativo, o de mal tiempo, en la época en la que es». Apunta que «enero es una buena época de frío».

Pero si hay algo que miran los agricultores cuando nieva es la promesa de agua que trae para los meses próximos. Serrano señala que «estas lluvias y nieves vienen bien a todos los cultivos, recargan acuíferos y van a hacer que las reservas de agua subterráneas y superficiales tengan más cantidad y podamos tener recursos que hacía años no teníamos».

Filtra mejor para el acuífero.

Explica que una precipitación en forma de nieve «filtra mejor» y es, por tanto, más eficaz para «recargar los acuíferos». Quizá estas reservas de agua que aumentan con las nevadas explican mucho del porqué del refrán de ‘año de nieves, año de bienes’. Además hay que tener en cuenta que en Castilla-La Mancha esto marca la diferencia porque tradicionalmente las estaciones con más precipitación del año son otoño y primavera y no tanto el invierno.

«Antiguamente, me cuentan mis abuelos, que estas nevadas eran cotidianas e incluso dos o  tres veces al año, pero ahora parece un fenómeno extraordinario», comenta Serrano a La Tribuna, «y eso quiere decir que estamos perdiendo el contacto con este tipo de fenómenos, que tendrían que ser normalizados, que hacen que los arroyos corran, los ríos cojan más caudal para las épocas que llueve menos». Apostilla que lo que no debería ser normal son tantas sequías con el Tajo por debajo del 50% o el Guadiana en un 35%.

La otra cara de la nevada.

«Deja más de lo que quita». Así resume el secretario general técnico de Asaja en la región el saldo que ha dejado Filomena para el campo. Pero Arturo Serrano reconoce que también ha habido perjudicados. Es lo que ocurre con los olivares que todavía no se habían vareado y que tenían el fruto en el árbol.  «Ha caído nieve encima y con las temperaturas tan frías, el fruto puede verse bastante dañado», explica. Además también el peso de la nieve ha roto ramas de olivos.

Serrano también apunta que las bajas temperaturas han podido dañar las yemas que estuvieran saliendo en cultivos como la vid o el almendro. Y no se olvida de la ganadería en extensivo para la que la nieve trae complicaciones. Serrano señala que «hubo problemas puntuales de vacuno y ovino que se ha quedado aislado» y que se empezaron a resolver al poderse suministrar piensos a estos ganaderos. Además del problema del pasto, Asaja advirtió hace justo una semana que se le sumaba que coincidía con época de paridera y el derrumbe de naves.