"Nuestros políticos miserables han reabierto la Guerra Civil"

Agencias
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Arturo Pérez-Reverte presenta su nueva novela 'Línea de fuego', en donde relata la batalla más cruenta de esta contienda entre hermanos, la del Ebro, y sus grandes perdedoras, las mujeres

El autor de la saga 'Alatriste' confiesa que con su último libro no pretende resolver el conflicto, sino que el lector se reconozca en sus páginas. - Foto: Juan Carlos Hidalgo

El escritor Arturo Pérez-Reverte, quien presentó ayer su nueva novela Línea de fuego (Alfaguara), lamentó que los políticos «miserables» actuales hayan «reabierto la Guerra Civil» española con «una tendencia bastarda a usar lo fácil y lo simplón como argumento político».

«Quienes hicieron la Guerra Civil querían cerrarla, como Fraga o Carrillo, y de hecho la cerraron y era algo que ya estaba resuelto. Era Historia», explicó en la puesta de largo en Madrid de su libro, en el que novela la más cruenta de las batallas de esta contienda, la del Ebro.

«Pero cuando no hay base intelectual ni se hace una política seria ni se tiene una ideología basada en el conocimiento hay una tendencia bastarda a usar el blanco y el negro, lo fácil, como argumento político», criticó.

«Las nuevas generaciones de políticos carecen de ese plano intelectual y recurren a argumentos maniqueos para suplir sus carencias. Y en las generaciones actuales el receptor es un joven sin capacidad para razonar esos discursos falsos emitidos por ignorantes», alertó el autor de la saga Alatriste.

En cualquier caso, Pérez-Reverte reiteró que su objetivo con esta novela no es el de «una misión ideológica». «El mundo que lo arreglen las ONG o los políticos, aunque sé que esta novela no va a gustar ni a los unos ni a los otros», ironizó.

No obstante, matizó que si Línea de fuego «termina molestando» a determinadas personas le hará «extremadamente feliz». «Sé que por la extrema derecha y la extrema izquierda voy a tener críticas y me genera un retorcido placer. Hay quienes utilizan la Guerra Civil como arma ideológica irresponsablemente y, si a estas personas les molesta, me hará feliz», añadió.

«Cuando oigo hablar ahora de los políticos con desconocimiento extremo de lo que fue ese drama me pregunto ¿cómo se atreven?», cuestionó el literato, para quien la Guerra Civil fue «una lucha muy española» que incluía «una mezcla de rencor y conocimiento del otro».

Para el escritor, la Guerra Civil la ganó «Franco, los militares de su entorno y la gente que estaba con él», pero al mismo tiempo «la perdieron los jóvenes de los dos bandos». «En la guerra he visto morir de muchas maneras, pero nunca nadie lo hacía por la patria, Dios o la Repúblicas: se luchaba por cosas más inmediatas», apuntó.

También en Línea de fuego hay espacio para las mujeres, representadas en la Unidad de Transmisiones. «Necesitaba mujeres, no como las libertarias folclóricas de Vicente Aranda, sino mejor formadas y disciplinadas», señaló, para luego recalcar que la mujer fue «la gran perdedora» de este conflicto.

«En tres años, la mujer perdió un siglo, para volver a ser esclava sumisa de maridos y confesores». De todas formas, Reverte insistió en su papel de novelista para «contar historias» y, en este caso, contar «la Historia de los españoles».

Para ello, recurrió a una «visión poliédrica» con la que se trate de recuperar el discurso de los testimonios reales que vivieron la guerra. «Que esto desaparezca es peligroso y la idea se vuelve manipulable: la Guerra Civil no fue una guerra de cuatro generales o curas contra el pueblo español», añadió.

«Esta novela es sobre nosotros, no es una novela ajena que intenta mostrar algo exterior, es nuestra memoria. No pretendo resolver el conflicto, sino que el lector se reconozca en sus páginas, porque la aproximación a la parte humana es lo único que nos salva del discurso partidario», concluyó.