"También tenemos riesgo de contagio"

Hilario L. Muñoz
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Los veterinarios han sido uno de los colectivos que no ha parado durante el año de pandemia. Su labor se ha considerado esencial para garantizar la seguridad sanitaria y, por este motivo, desde el Colegio Oficial se recuerda su papel

José Ramón Caballero, presidente del Colegio de Veterinarios. - Foto: Tomás Fernández de Moya

¿Se va a vacunar a los veterinarios en estas primeras rondas?
La veterinaria es una profesión sanitaria y como tal ha estado en primera línea desde el principio de la pandemia, por lo tanto, somos un grupo de riesgo. Así lo han entendido algunas comunidades autónomas, como Cataluña o Andalucía que generaron un listado de profesionales colegiados. En nuestra comunidad, el grupo de profesionales de la veterinaria que son funcionarios de Salud Pública y adscritos a Centros de Salud han sido considerados como un sanitario más y ya se han vacunado. Pero luego hay otro grupo de veterinarios funcionarios, también sanitarios locales, que pertenecen a la Consejería de Agricultura y la Ganadería, y cuyo trabajo es fundamental en el control de la sanidad de las explotaciones ganaderas, con los que no se ha seguido el mismo criterio. Somos conscientes de que debe haber un orden y de cuáles son las profesiones de más riesgo, pero nuestro carácter sanitario también hace que tengamos riesgo de contagio de la enfermedad, que, por otro lado, ya ha sido considerada como enfermedad profesional.

 

¿Y en cuanto a los veterinarios de centros privados y de profesión libre?
Nosotros lo echábamos de menos y aunque nuestra comunidad autónoma en un principio pensó en los sanitarios privados que no eran del Sescam, vimos que ahí no teníamos la posibilidad de hacerlo, ya que no existía la posibilidad de inscribirse como veterinario. El problema es que el centro veterinario no está considerado como un centro sanitario, a pesar de que tratamos la salud de los animales, que está ligada a la salud humana. Evitamos enfermedades como la hidatidosis, la leishmaniosis o la rabia entre otras. Además en muchos de nuestros centros disponemos de instalaciones e instrumental médico-quirúrgico que nada tiene que envidiar a los utilizados en la medicina humana. En los momentos más duros de la pandemia pusimos a disposición de la Administración nuestros equipos y material sanitario. Afortunadamente esto ha cambiado y en la última semana todos los compañeros pertenecientes a centros veterinarios o que ejerzan la profesión libre han podido solicitar la vacunación.
 

¿También se han ofrecido los profesionales para vacunar?
Esta enfermedad se ha demostrado que es multidisciplinar, hay muchas profesiones sanitarias que pueden estar en la colaboración y nosotros somos una de ellas, por el conocimiento de la epidemiología y por nuestra forma de trabajar. Manejar una jeringuilla forma parte de nuestra profesión, llevar un control sanitario o un censo no es ningún problema, así como el manejo de un medicamento. Si hiciera falta y tuviéramos que poner una vacuna ahí estaríamos y nos ofrecemos a ello.
Uno de los aspectos de los que se habla en el ámbito veterinario es la falta de vacunas para animales domésticos, ¿a qué se debe?
Parece ser que, sobre todo con las vacunas de gatos ha habido menor suministro en el mercado, pero no se ha debido al hecho de que las farmacéuticas se hayan dedicado más a la fabricación de la vacuna humana. El problema no se ha generado por una sola causa, sino que ha coincidido con un incremento puntual del número de perros y gatos a inmunizar, ya que hay gente que no lo hizo en el mes que le correspondía y esta demanda brusca ha afectado al stock de vacunas; otro problema es el Brexit, que ha hecho que algunos de los almacenes se saturen y no tengan capacidad para incluir nuevos lotes de vacunas. Esto mismo ha pasado con el material fungible como las jeringuillas y ha hecho que ciertos compañeros lo hayan notado. No obstante, la profesión veterinaria y el mundo que la rodea están perfectamente preparados para afrontar los problemas que pueda originar la sanidad animal y lo ha demostrado.

 

¿Qué ha supuesto para los veterinarios de la provincia este año de pandemia en lo económico?
Nosotros hemos estado afectados como todos los sectores de la sociedad española. Somos profesionales libres y esto implica que dependemos de la economía de las personas que demanden nuestro trabajo. Esto ha supuesto que al principio hemos visto esa detracción económica con el tratamiento de las mascotas o en determinadas vigilancias preventivas que la gente no lo ha hecho. Los profesionales libres que trabajan en el sector de la producción ganadera también se han visto afectados, debido a la reducción de la demanda de alimentos de origen animal que ha provocado la caída del sector turístico. Sin embargo, su compromiso con la sanidad animal les ha mantenido al frente de las explotaciones pese a las dificultades económicas de éstas. Por último hay una caída muy importante de las actividades relacionadas con el deporte y el ocio como la caza o los espectáculos taurinos y el profesional veterinario se ha visto afectado. No es un buen momento para la profesión veterinaria libre porque tampoco es un buen momento para las profesiones libres. La economía de las familias está muy dañada y esto va a repercutir en nuestra labor porque muchas veces cuanto una actividad no se considera esencial no se hace. Aunque tenemos que señalar que en nuestro caso esta reducción del gasto puede tener una repercusión muy negativa a medio y largo plazo en la salud de nuestros animales e incluso de las familias. 

 

¿Se prevén cierres?
En estos meses varios centros veterinarios han tenido que cerrar y otros han llevado a algunos compañeros al ERTE. La bajada de la actividad económica de los profesionales libres ha sido evidente. Aunque ellos han continuado haciendo su labor pese a las limitaciones económicas de los ganaderos y las familias, pero si la situación sanitaria de la pandemia no mejora, la repercusión negativa en la profesión veterinaria será muy importante.

 

¿Ha habido contagios por coronavirus entre la profesión?
Ha habido incluso compañeros fallecidos. Siempre hemos mantenido la máxima discreción y el máximo cuidado con este tema, pero nos hemos visto afectados porque nuestro trabajo y responsabilidad se sitúa en la primera línea sanitaria, tanto en las explotaciones ganaderas, los mataderos, los centros de producción de alimentos y/o en los centros veterinarios. 

 

¿Y animales que hayan tenido coronavirus?
Es complicado su contagio, la aplicación de un manejo adecuado a los animales y el control por parte del profesional veterinario, es suficiente para que no haya problemas. La falta de control veterinario como consecuencia de la pandemia ha aumentado los casos de algunas zoonosis como la leishmaniosis o la hidatidosis en toda España.

 

¿El confinamiento y la pandemia han traído más abandonos?
No ha habido un incremento significativo de las cifras de abandono anual de mascotas, incluso en algunos lugares se ha incrementado el número de adopciones. También el anómalo periodo vacacional de este verano puede haber tenido una repercusión positiva en este aspecto.

 

¿Cómo queda la profesión de cara al futuro?
Tendremos que adaptarnos y seguir realizando nuestro trabajo de forma responsable y útil para la sociedad. Dejaremos atrás las formas de actuación que se hayan demostrado incorrectas para asegurar la salud humana y la sanidad y el bienestar animal. En este sentido, profundizaremos en el mayor control del uso de antibióticos y otros medicamentos, para ello podemos aprovechar la aplicación de la receta electrónica desarrollada por la Organización Colegial Veterinaria. El origen animal de esta pandemia de la COVID-19, la señala como una zoonosis. Por tanto la vigilancia del animal y sus producciones es la clave. El profesional veterinario está concienciado y preparado y es consciente de la importancia de su trabajo. Hacemos una labor que asegura el Bienestar Social, ya que permite que los alimentos de origen animal lleguen a los hogares con la mayor calidad y seguridad, que las zoonosis no afecten a la población y que podamos tener una convivencia sana y adecuada con los animales.