"Ella fue la que me buscó a mí y yo la seguí"

Leo Cortijo
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El profesor del Conservatorio de Música de Cuenca, que se enfrenta a 56 años de prisión acusado por varios delitos de abusos sexuales mientras ejercía como docente, reconoció que mantuvo una relación consentida con una de las denunciantes

Arranca el juicio contra el exprofesor del Conservatorio - Foto: Reyes Martí­nez

El exprofesor de piano del Conservatorio de Música de Cuenca, J.M.M.T., que se enfrenta a 56 años de prisión acusado por varios delitos de abusos sexuales durante un periodo de 20 años mientras ejercía como docente, manifestó en su declaración este miércoles en la Audiencia Provincial que mantuvo una relación sentimental de “varios meses” con una de las denunciantes, A.H.T. Una relación que terminó en el año 2011 cuando ella comenzó a salir con otro chico y merced a la cual mantuvieron relaciones sexuales, según el acusado, siendo ella mayor de edad.

A preguntas de su abogado, J.M.M.T. dijo que “la actividad docente iba por un lado y nuestra relación por otro”. Asimismo, manifestó poder asumir que “moral y éticamente” no actuó de la mejor forma, pero defendió que “siempre fue ella quien lo buscó”. De hecho, “no ha estado conmigo jamas por miedo o algo parecido”.

El acusado esgrimió en su intervención que entre ellos se estableció una relación de “mucho cariño mutuo” y que fue la chica “la que me buscó a mí y yo la seguí”. En este sentido, en una de las clases de refuerzo que el exprofesor impartía de manera individual a la alumna, a finales de junio de 2010, el acusado explicó que mantuvo la primera relación sexual con ella. “Mi mujer dijo que se iba, empezamos a besarnos y terminamos en la cama”, afirmó haciendo hincapié en que A.H.T. ya era mayor de edad. El acusado argumentó además que tuvieron sexo “en cinco o seis ocasiones” y que siempre fue a requerimiento de la denunciante.

Preguntado por la fiscal del caso, María Isabel Gómez, sobre si hablaba con la alumna a través de mensajes de texto, el que fuera profesor del conservatorio entre 1995 y 2015, argumentó que él nunca le envió nada y que era ella la que le mandaba fotografías de forma “espontánea”. Como por ejemplo, mientras veraneaba en la playa en el año 2009. Otro día le envió una en sujetador, tras la cual, “le dije que qué hacía y le comenté que era raro”. Sin embargo, añadió, “esa misma noche me envió tres más”.

J.M.M.T. comentó en su declaración que esta breve relación sentimental entre ambos terminó cuando la denunciante le dijo que estaba saliendo con un chico y el acusado le dijo que “así no podemos seguir”. Con todo, añadió que A.H.T. era “madura en todos los aspectos”, que no tuvieron relaciones en el conservatorio y que nunca se mostró reacia a ir a las clases de refuerzo en su domicilio particular.

La relación con los padres de ella, que no conocían en ese momento lo que pasaba, era buena. De hecho, una vez terminado uno de los cursos, J.M.M.T. relató que ella y sus padres se reunieron con él para darle las gracias por el año académico y regalarle incluso un jamón. Fue entonces cuando A.H.T. aprovechó para darle, según el acusado, un pendrive con un vídeo suyo. “Me dijo toma, para que te acuerdes siempre de mí”, apuntó el profesor.

Asimismo, el acusado manifestó no entender “a qué viene darle la vuelta a todo lo que sucedió”, y más después de haber mantenido el contacto con ella desde entonces. La denuncia llega, según él, porque tras romper con el otro chico, éste se cabrea y se lo comenta a los padres de ella, aunque el acusado defendió en su declaración que A.H.T. les dijo, en su momento, que fueron relaciones “consentidas”.

Niega los hechos. Más allá de este caso en concreto, J.M.M.T. negó durante su declaración todos los delitos de los que se le acusa. Hay que recordar que en su escrito de acusación, la Fiscalía argumenta que este profesor sometía a los alumnos “a continuos actos de menosprecio con actitudes marcadamente intimidantes”, como el empleo de un tono de voz elevado en las correcciones, así como insultos y golpes a mobiliario, “minando con ello la autoestima y voluntad de los mismos”. Además, añade que a las alumnas menores “les hacía objeto de actos y expresiones con connotaciones marcadamente sexuales, tales como manifestarles la ropa que tenían que llevar, que enseñaran las piernas o el pecho, que eran muy guapas o tenían un cuerpo bonito, así como referencias explícitas a relaciones sexuales”. En el marco de ese contexto de control emocional generado sobre sus alumnos, el procesado sometió a las alumnas “a plurales actos atentatorios contra su indemnidad y libertad sexual de diferente intensidad”, que iban desde manifestaciones verbales “denigrantes y vejatorias” o tocamientos varios, “hasta penetraciones vaginales y bucales”, mantiene el ministerio público.

J.M.M.T. se mantuvo firme y negó todos estos extremos esgrimiendo diversas razones. Por ejemplo, dijo que a veces tenía que elevar el tono porque “si no es imposible que el alumno se entere de lo que le estoy diciendo por el sonido del piano”. También comentó que los “únicos” comentarios que hizo en referencia al tema de la ropa eran estrictamente profesionales, como usar el calzado preciso para el buen empleo del pedal del piano. Asimismo, defendió que durante sus veinte años como docente solo hubo un caso de un alumno que quiso cambiar de profesor, H.A.R., –que es uno de los denunciantes–, y que en este caso en concreto fue por “problemas con su madre, no con él”.

En una especie de alegato, a preguntas de su defensa, manifestó que “a lo largo de 22 años nunca nadie ha puesto quejas ni verbales ni escritas; todo lo que se ha dicho de mí es todo lo contrario”. No en vano, recalcó, “de mis clases han salido más de 150 premios de piano, así que algo he debido de hacer bien”. Por otro lado, insistió en que “he tenido lo que he tenido con una alumna, a la que he seguido su juego, y a partir de entonces ya se me viene todo encima”. En su opinión, son cosas de hace muchos años y que “todo está sacado de contexto”. Asimismo, reconoció que fue un profesor “exigente y apasionado”, pero siempre “dentro de lo que me permitía la ley”.