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«Lo que realmente vale, lo que merece la pena es acudir a tu encuentro y ver tu cara morena», dijo el pandorgo de hogaño Julio Santiago Sánchez cuando ayer se dirigió en verso a la Virgen del Prado y pidió por aquel que pasa hambre, la mujer maltratada, el niño desvalido y por su familia. Sus palabras y su viva a la Virgen del Prado fueron el cierre a la ofrenda floral en la Catedral, donde el altar se encontraba lleno de los flores y frutos llevados por los ciudadrealeños. A partir de ahí solo hubo espacio para la fiesta con la convidá en la calle Prado, el inicio de los bailes en los jardines y la orquesta que congregó a numeroso público en la plaza Mayor. Mientras, los jardines del Torreón eran el escenario de la otra fiesta, la que no necesita música, y se congrega en corro con el botellón.