El médico de familia prescribirá los fármacos antitabaco

P. V. / M. S.
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Desde el Colegio de Farmacéuticos calculan que las primeras demandas de vareniclina y champix, ahora financiados por la Seguridad Social, llegarán en una o dos semanas

El médico de familia prescribirá los fármacos antitabaco - Foto: Tomás Fernández de Moya

Se anunció en el mes de septiembre y desde este martes es una realidad. Dos medicamentos para dejar de fumar han entrado a formar parte de la lista de fármacos subvencionados por la Seguridad Social. Se trata de la vareniclina (más conocida por su nombre comercial, Champix, que es un agonista de los receptores nicotínicos) y el bupropión (antidepresivo dirigido a calmar la ansiedad), un tratamiento de entre 9 y 12 semanas de duración. El único requisito para solicitarlos es una receta del médico de cabecera, que la recetará «en base a unos criterios previamente establecidos», expone el presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Ciudad Real, Francisco José Izquierdo. Uno de esos criterios es que el paciente demuestre al médico su intención real de dejar de fumar, «que lleve un tiempo mínimo intentando luchar contra su adicción», expone.

Desde el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Ciudad Real confían en el éxito de la nueva fórmula de la que quieren formar parte. De ahí que en diciembre se ofrecieran a la Dirección General de Salud Pública para «colaborar» con el fin de conseguir que los tratamientos «sean los más efectivos posible», reconoce Francisco José Izquierdo. En su opinión, «la suma de distintos profesionales sanitarios facilita la optimización de los recursos». Por eso, «queremos intervenir no sólo en la captación de pacientes diana», informando todos aquellos que puedan estar interesados en dejar el hábito de fumar mediante este u otros tratamientos, sino también participar con ellos a través de «un seguimiento farmacoterapéutico, especialmente durante las primeras cuatro semanas, que son claves para el éxito del tratamiento». «Se sabe que cuando se está sobre el paciente, cuando se implica a una persona próxima al paciente, como la pareja o un familiar, el éxito aumenta», subraya Izquierdo, que justifica así la necesidad de contar en esta nueva batalla para dejar de lado los malos humos con los farmacéuticos como aliados. En esta línea, el Colegio Oficial de Farmacéuticos tiene previsto formar a sus colegiados con un curso específico que se impartirá a partir de este mes de enero «y del que habrá que hacer varias ediciones porque hay mucha demanda», avanza Izquierdo, además de trabajar en una campaña de cartelería y folletos que se pondrá en marcha, casi con toda seguridad, desde el Consejo Autonómico.

Por el momento, en las oficinas a pie de calle, aún no se nota la demanda. En la calle Alarcos, de la Licenciada Adela Salcedo Peris, algunos clientes han preguntado durante el mes de diciembre para ir hallando información a la espera de que entre en vigor la financiación. No así en la de los herederos de Julián Creis (calle Libertad) o Elena Mateos (pasaje María Cristina), donde reconocen que no han notado un especial interés entre sus clientes habituales. Hasta ahora, ambas lo dispensan por encargo una vez que lo ha recetado el médico de cabecera. «No se vende mucho y hasta ahora no lo fomentábamos, quizá ahora con el anuncio de la financiación se le dé más impulso», reconocen en la de Elena Mateos. Esta realidad no le extraña a Francisco José Izquierdo, que calcula que todavía deberán pasar una o dos semanas para que se vea incrementada la demanda de estos medicamentos.

Alternativas. Izquierdo informa asimismo de que continúa existiendo una alternativa, el tratamiento sustitutivo de la nicotina, que no está financiada por la Seguridad Social, que es incompatible con los fármacos anteriores y que se pauta directamente en las oficinas de farmacia. Son los famosos parches. «Se pauta un determinado parche en función del grado de dependencia y existe el chicle y el spray bucal como método de rescate», expone Izquierdo, y la dosis se va ajustado en las farmacias gracias al seguimiento que se realiza, sin receta médica. La diferencia es que con los tratamientos sustitutivos no se debe fumar a la vez mientras que con la vareniclina o el bupropión es posible fumar durante la primera semana. «Sin embargo, el fumador nota que su cuerpo ya no lo recibe igual, que no tiene la misma satisfacción y lo va dejando», concluye.