BBVA prevé una caída del PIB regional entre 6,4% y 9%

Javier D. Bazaga
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El servicio de estudios de la entidad atisba una recuperación «intensa pero asimétrica» de hasta el 5,5 por ciento para 2021. La industria, por la cercanía a Madrid, o el sector agroalimentario serán claves para no ligar la recuperación al turismo

El consejero de Hacienda y el director general de Política Financiera conocieron el informe.

No hay paracaídas lo suficientemente grande que frene el batacazo que la economía de Castilla-La Mancha va a sufrir este año 2020. Pero sí que hay posibilidad aún de colocar una colchoneta que amortigüe el golpe, y que ayude a impulsar la recuperación de la economía regional. Es el resumen -poco ortodoxo- que podemos hacer del análisis que realizó esta mañana el servicio de estudios de BBVA Research sobre la situación de la región, a la luz de los datos que han recabado sobre la actividad económica y del consumo durante los meses que ha durado el estado de alarma.

Ya el director territorial de la entidad en la región, Juan Carlos Hidalgo, avanzó que la cifra de caída del Producto Interior Bruto (PIB), estaría entre un 6,4 y un 9 por ciento para el presente ejercicio en el peor de los escenarios. Pero al mismo tiempo, el responsable de estudios económicos de BBVA Research, Miguel Cardoso, señaló que la previsión para el año 2021 está en una recuperación del 5,5 por ciento, si bien hay aún algunos factores a los que habrá que prestar atención y que generan mucha incertidumbre. No será suficiente para recuperar los niveles previos a la crisis del coronavirus, eso irá más despacio. Pero es un indicador que genera optimismo, palabra que los mercados tienen en su frontispicio.

Las causas están claras, las restricciones de movilidad y distanciamiento social impuestas por el Ejecutivo ante el avance de la Covid-19 a mediados de marzo pasado han mitigado los efectos de la crisis sanitaria, pero los efectos sobre la economía han sido devastadores en muchos casos, por lo que la recuperación en Castilla-La Mancha «será asimétrica».

La caída sobre el empleo dibuja una curva ligeramente menos acusada. La caída en este caso será de entre un 6,1 y un 8,7 gracias a las medidas adoptadas por el Gobierno central de sostenimiento del empleo como los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), así como las líneas habilitadas para la financiación y crédito a empresas apoyadas en el Instituto de Crédito Oficial (ICO), con la «acción decisiva del sector bancario» para poder dinamizarlas.

De hecho, Cardoso comenzó su exposición sobre la situación económica de la región aclarando que no se trata de una crisis como las anteriores, atribuibles a una crisis de demanda. Sino a una reducción abrupta de la movilidad que registró entre un 70 y un 80 por ciento de caída en las semanas más duras de confinamiento, y cuyos efectos económicos se dejaron notar en indicadores como el gasto en tarjetas de crédito de la entidad, que venían dibujando crecimientos de entre el 8 y el 10 por ciento, y han sufrido ajustes del 50 por ciento en esas semanas.

Además, en torno a un 25 o 30 por ciento de la población que mantiene una situación laboral «complicada», lo que para Cardoso genera una situación de incertidumbre que condicionará sus decisiones de gasto en el corto plazo.

Los riesgos sieguen estando por un lado en el aspecto sanitario. Si bien los rebrotes están siendo controlados, puede que si vuelven a desbordar el sistema los efectos sobre la actividad podrían ser aún mayores de los que la entidad maneja en sus estimaciones, para lo que el banco sugiere derivar recursos a ese pilar, el sanitario, para soportar esa variable.

No obstante, desde el BBVA señalaron la capacidad de la región para la recuperación gracias a sus sectores esenciales.