El escritor y periodista Manuel Juliá ha regresado hoy a su ciudad natal, Puertollano, para presentar su último libro titulado Que nadie diga que nunca luchaste contra molinos de vientos. Y lo hizo de la mano de amigos que han querido acompañarle en este viaje de la vida. «Un acto muy gratificante para mí, porque uno escribe para que te lean y venir a Puertollano y hacerlo en Puertollano significaba esa historia de renacimiento de tus raíces», declaró.      

Juliá presentó su obra en la Casa de Baños de Puertollano, donde debido a las limitaciones del aforo marcados por la pandemia del COVID, estuvo limitado a treinta personas. Entre los asistentes, la alcaldesa de Puertollano, Isabel Rodríguez, quien agradeció a Juliá ser embajador de su tierra. «Una ciudad, Puertollano, que se forja con muchos quijotes que miran el optimismo con futuro», señaló la regidora. El acto fue conducido por el director de La Tribuna, Diego Murillo, quien recordó que esa actitud inconformista que caracteriza al escritor puertollanero le llevó a dirigir durante más de dos décadas la Feria Nacional del Vino (Fenavin), «y cuando nadie apostaba por este producto, él luchó contra sus particulares molinos de viento para que la calidad de los vinos de esta tierra fuera reconocida y ocupara el lugar que se merece».

En la cita literaria participaron desde el director general de contenidos Mediaset, Manuel Villanueva; al exministro y ahora escritor y editor de Almuzara, Manuel Pimentel; la periodista, presentadora de televisión y escritora Sonsoles Ónega; el guionista de cine, narrador y poeta Julio Llamazares; así como la periodista Marta Robles. Todos ellos destacaron el compendio de historias de héroes que da forma a la obra Que nadie diga que nunca luchaste contra molinos de vientos. Historias noveladas que también se han plasmado con la serie Quijotes del siglo XXI, de Tele5. «Me apasionan personajes que destacan y se salen de la normalidad y este libro es muy interesante por lo que se cuenta y cómo se cuenta», comentó Llamazares, quien reconoció sentir envidia por Juliá al escribir este libro, algo que también admitió Sonsoles Ónega, cuya historia es una de las plasmadas por Juliá.

Realidad novelada - Foto: Rueda Villaverde«Empecé a buscar personas desde la perspectiva de la tragedia, de la lucha por la justicia  y de la lucha por alcanzar un sueño», manifestó el escritor. Y fruto de esa búsqueda encontró entre 50 y 60 personas que, tras una selección, le ayudaron a enlazar la realidad con la literatura. Es el caso, por ejemplo, de Justo Gallego, un seminarista que tuvo que dejar los estudios tras contraer tuberculosis, y al no lograr volver al camino hacia el sacerdocio decidió hacer una catedral en Mejorada del Campo (Madrid). Él  y otras ocho personas más han querido ser «los protagonistas de su historia, luchando por los demás sin querer nada a cambio», subrayó Juliá.    

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