La acusada de apuñalar a su expareja se defiende culpándole

Pilar Muñoz
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Declara que actuó en defensa propia y del bebé de ambos, pero no tenía lesiones defensivas; mientras que él sí, además de un neumotórax con colapso pulmonar

La acusada de asestar tres puñaladas a su expareja, en el banquillo, durante su declaración - Foto: Tomás Fernández de Moya

La mujer acusada de asestar tres puñaladas a su expareja se defiende en la Audiencia de Ciudad Real culpándole de los hechos ocurridos la tarde del 6 de abril de 2018 en su vivienda de la calle Castilla, en el barrio de Los Ángeles. Unos hechos muy graves, por los que la encausada se enfrenta a una condena de hasta 15 años menos un día de cárcel, la máxima pena por tentativa de asesinato.

Virginia C.L., de 29 años, ha declarado que no quiso hacer daño a su expareja «en ningún momento y que «sólo me defendí». Según su versión, su expareja le dijo que se iba a llevar al hijo de ambos, un bebé de seis meses, y entonces no sabe muy bien cómo «me eché encima de él y le clavé el cuchillo».

Ante el Tribunal de la Sección Segunda, que enjuicia los hechos, ha asegurado que se enteró de las gravedad de las heridas estando en la cárcel (estuvo seis meses en prisión preventiva). Hasta entonces ha dicho que creía que sólo le había dado una puñalada, de las otras dos no se acuerda.

Carlos Enrique G. P., de 39 años, sí recuerda bien las tres cuchilladas. Su versión es diametralmente opuesta a su expareja. Se conocieron y durante trece meses, desde diciembre de 2016, mantuvieron una relación sentimental análoga al matrimonio conviviendo en una casa de la madre de ella.

 El 19 de Julio de 2017 nació su hijo y en febrero de 2018 se rompió la relación, cesó la convivencia. El menor quedó bajo la guarda y custodia de la acusada. Él llamaba por teléfono para preguntar cuándo podía ir a ver al niño. Según su versión, ella no facilitaba las cosas para que él y su familia pudieran ver al pequeño.

Su idea era «matarme». El 6 de abril de 2018 llamó para comunicarle una de esas visitas. Ese día le habían notificado a ella la demanda que él había interpuesto para la custodia compartida.

Por la tarde, sobre las ocho, fue a la vivienda de su expareja para ver al niño. No le recibió con el bebé en brazos como solía hacer. Estaba en el sofá y «me dijo que le cambiara el pañal. Se fue a la cocina y de pronto sentí un pinchazo en la espalda a la altura del omoplato. Me di la vuelta y vi a Virginia con el cuchillo en la mano para pincharme», ha mantenido en el juicio Carlos Enrique G. P., quien ha añadido que la segunda puñalada iba al pecho, pero logró desviar la trayectoria al agarrar el cuchillo por el filo hasta cortarse los tendones.

Dice que forcejearon, cayendo al suelo tras recibir otra cuchillada en el brazo. «Fueron tres pinchazos, su idea era matarme», ha aseverado tras significar que no fue capaz de quitarle el cuchillo y que como pudo se fue a una esquina para refugiarse del ataque, poniendo una silla de por medio porque «temía que me siguiera apuñalando».

«Él desapareció». En lo único que coinciden la acusada y el agredido es que la relación no era buena. Ella ha referido que los problemas comenzaron cuando se quedó embarazada y cuando nació el niño «él desapareció». Tanto ella como su madre, que también ha declarado, han reiterado que él no ayudaba nada en casa, que jamás había cambiado un pañal. «Él iba detrás de una custodia compartida y nosotras veíamos que no era capaz de atender al niño», ha dicho la madre tras asegurar su hija que Carlos Enrique no quería al pequeño. A esta acusación ha sumado otras. Ha dicho que una noche vio cómo empezaban a llegar mensajes al teléfono móvil de él hablando de que había estado en un prostíbulo. «Él me dijo que era una broma de unos amigos», ha indicado ante el Tribunal tras señalar que no le creyó para de seguido referirse también a unos vídeos de pornografía infantil que vio en el móvil de Carlos Enrique.

Él lo ha negado y ha recordado que tras el apuñalamiento también fue detenido al denunciarle ella por malos tratos y entonces entregó a la Policía Nacional el teléfono móvil y la ropa ensangrentada por las cuchilladas que recibió. «Estaba limpio, no hay nada de pornografía», ha destacado a este diario su abogado Rafael Pérez, que además de la pedir la máxima condena por tentativa de asesinato, solicita que se le prive de la patria potestad.

Ella ha insistido en la vista oral que cogió el cuchillo para defenderse y defender al niño porque le dio un bofetón y a ella un golpazo. Ni el pequeño ni ella presentaban lesión alguna, ni siquiera defensivas en el caso de la acusada. Tras apuñalarle, fue a casa de una vecina y "le dije que nos iba a matar». La vecina no ha ratificado su versión, sólo ha recordado que estaba muy nerviosa. 

En la primera sesión del juicio también subieron al estrados otros vecinos de la encausada y policías nacionales y locales que intervinieron en las actuaciones abiertas tras los hechos.

El juicio continúa hoy.