La Asociación de Amigos de Javier Segovia arrastró al público congregado en la Fuente Talaverana a hacer los coros y batir palmas, antes de convertirlos en intérpretes de un festivo Himno a la Pandorga con el que se despidió su actuación de la noche del martes en el marco de la programación de la Feria de Ciudad Real.

Bajo el título 'Voces para el recuerdo', la formación que encabeza Jesús Romero Cobo, ofreció una nueva entrega del concierto estrenado el pasado mes de marzo en el Teatro Quijano, quien enganchó al público con su habitual entretejido de canciones y poesía.

La actuación comenzó bajo la sombra de Mocedades. El primero impulso partió de la interpretación de canciones míticas del grupo vasco, Amor de hombre, Eres tú y Tómame o déjame formaron el frontón de entrada lleno de ecos para un público maduro en su mayoría y entregado al buen trabajo coral del grupo.

Éxito de 'Voces para el recuerdo' en la Talaverana

Pero después de ese impulso inicial la actuación se fue diversificando, con la poesía, con los comentarios de Jesús Romero Cobo, y también con la música de Javier Segovía. Su canción-himno, Madre Mancha, con una impronta estremecedora de la batería, se convirtió en el punto de cesura que daba paso al tramo final del concierto, pero también un punto álgido de emoción y complicidad con los asistentes.

Fue curioso escuchar un poema de Alfredo Sánchez, uno de los cantantes del grupo, recitado por la voz de su compañero Javier Naharro, una idea que parece que se va a convertir en uno de esos extraños guiños internos entre sus componentes, puesto que ya ocurrió el pasado mes de julio en el concierto realizado en el Templete de la Música con el título Voz de la tierra.

En la segunda parte del recital, además de Javier Segovía, completaron las canciones de Mocedades, además del recuerdo de Javier Segovia, obras de otros cantantes, como Alberto Cortez, o del grupo estadounidense The Mamas & The Papas, del que se interpretó su conocido California dreaming, uno de los hitos de la interpretación vocal sesentera.

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El fin de fiesta, después de dos bises reclamados por el público fue ese Himno a la Pandorga, que Javier Segovia compuso cuando la fiesta aún estaba muy lejos de ser lo que es hoy.