Llorente se reinventa

M. A. Moreno (EFE)
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El centrocampista metido a delantero fue una de las estrellas del último partido del Atlético y demuestra que su genial actuación en Anfield no es ni será flor de un día

El exmadridista ha explotado esta temporada, demostrando lo que ya se intuía. - Foto: Rodrigo Jiménez

Ni el más optimista de los seguidores del Atlético se habría imaginado regresar de El Sadar con semejante botín: victoria convincente con goleada 0-5, retorno al menos provisional a los puestos de Liga de Campeones, dos goles de Joao Félix... Pero el culmen de las sorpresas fue Marcos Llorente, goleador y asistente: ¿ha nacido un delantero?

El héroe de Anfield Road no quiere ser flor de un día. No lo es para Simeone en esa posición de segundo punta en la que se estrenó en San Mamés con una actuación correcta y en la que repitió el pasado miércoles tras la retirada del portugués.

Introducido en el campo en el minuto 63 para jugar en la banda derecha en lugar de Correa, la sustitución seis minutos después del ‘crack’ luso para dar paso al ghanés Thomas Partey llevó al exmadridista de nuevo a esa posición de segundo punta por detrás de otro exmerengue, Álvaro Morata. Para entonces ya había mostrado que es, en velocidad, el jugador más en forma del ataque rojiblanco.

Pero lo que vino fue incluso mejor, porque 10 minutos después y tras un saque de falta ejecutado en raso por Héctor Herrera -gran actuación del ‘Zorro’ como titular en el doble pivote junto a Saúl Ñíguez, dando libertad a Koke Resurrección para producir en ataque-, Llorente destapó las esencias.

Lo hizo con una jugada inverosímil, en la que recibió al borde del área grande, pareció dejarse el balón atrás ante la presión de Adrián López, pero se rehizo más rápido que cualquiera de sus rivales para zafarse de un laberinto de piernas entre Cardona, David García y Adrián, y golpear el balón por debajo de las piernas de Aridane y lejos del alcance del portero Rubén Martínez. El ‘14’ cuajó una acción de ‘nueve’ para hacer el tercero.

No se quedó ahí porque, ante un Osasuna ya deslavazado, recuperó tres minutos después un balón al lateral rojillo Nacho Vidal, comenzó la cabalgada y divisó el desmarque de Morata, quien en la línea del fuera de juego se fue directo a la meta navarra para anotar, con suspense por la revisión del VAR, el cuarto gol rojiblanco.

La guinda al partido y a su actuación llegó seis minutos después, cuando de nuevo en un error de Vidal que intentaba enviar un servicio largo, el balón rebotó en Carrasco y quedó muerto a la espalda de la defensa navarra, presa fácil para un delantero del Atlético, que fue cómo no Llorente. El madrileño se lanzó a la carrera, pero en lugar de encarar a Rubén cedió a su izquierda para el tanto del belga.

 

Gran asistente

Un gol y dos asistencias en menos de 30 minutos para el pivote reconvertido en atacante por exigencias del guion, aunque cada vez se le vea más cómodo en esa posición mucho más liberada, que da rienda suelta a su buen disparo, aunque sea ante un rival que ya estaba vencido y que acabó entregado.

«Está rindiendo en una posición donde ni él se imaginaba que podía jugar», observó Simeone tras el encuentro. El jugador que había firmado el verano pasado como sustituto de Hernández en la faceta de mediocentro recuperador e iniciador del juego se ha transformado en un consumado llegador e incluso en una posible referencia atacante, porque en San Mamés fue capaz de bajar balones largos y aguantar el esférico de espaldas a la portería.

¿Ha nacido un delantero? Es muy pronto para asegurarlo, pero si hay un momento propicio para Llorente puede ser este. Su buena preparación física -mucho mejor que la de Diego Costa e incluso con mayor explosividad que Álvaro Morata- le puede hacer brillar en esta resolución liguera de partidos cada tres días.

«Noche redonda. ¡Seguimos!», manifestó el madrileño en Instagram. 

De momento, contando Anfield, lleva tres dianas y tres asistencias en tres partidos. En los 23 anteriores de rojiblanco había sumado un gol (ante el Valencia). En toda su carrera en el Madrid había marcado dos tantos en 39 encuentros, y en su temporada en el Alavés generó tres asistencias para sus compañeros en 38 duelos. Como se ve, el sobrino nieto de Gento se ha reinventado.