Desarrollo sostenible y Agenda 2030 palancas de recuperación

Javier D. Bazaga / Toledo
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La Tribuna y Aquona analizaron en un foro de debate la situación actual de los ODS y el reto de llevarlos a cabo tras la covid con la ayuda de los fondos europeos

De izquierda a derecha, el director regional de La Tribuna, el director de Aquona, el consejero de Desarrollo Sostenible de la Junta, el rector de la Universidad de CLM, y el coordinador de Cruz Roja en la región. - Foto: Yolanda Lancha

La Agenda 2030 había marcado el camino para el desarrollo futuro de unas regiones basadas en economías verdes, economías más sostenibles, y unas sociedades más justas y más igualitarias. Pero la llegada de la pandemia, además de provocar una crisis sanitaria de gran envergadura, ha provocado una crisis económica y social que ha dado un vuelco a la vida de millones de ciudadanos en todo el mundo, dejando en el aire muchos de esos proyectos, y ofreciendo un horizonte cuando menos incierto.

Ahora se presenta ante nosotros el reto de reconstruir todo lo perdido durante esta crisis provocada por la Covid-19, pero a la vez, tenemos la oportunidad de utilizar esa Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas como palanca para esa recuperación, incorporando las variables de sostenibilidad, resiliencia y solidaridad a un nuevo modelo productivo.

Ésta fue una de las conclusiones que se alcanzaron en el foro virtual organizado esta semana por La Tribuna y Aquona que, bajo el título ‘Agenda 2030, palanca de recuperación. Situación y retos en el contexto actual’, puso sobre la mesa esa necesidad de incorporar de manera transversal en las políticas públicas y en la iniciativa privada esa mirada de sostenibilidad.

En este foro virtual participaron el consejero de Desarrollo Sostenible de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, José Luis Escudero; el rector de la Universidad de Castilla-La Mancha, Miguel Ángel Collado; el coordinador regional de Cruz Roja en la región, Jesús Rodríguez; y el director de Aquona, Jesús García del Valle, toda vez que el agua se presenta como uno de los elementos vertebradores en esta nueva era.

Todos ellos, desde sus respectivas responsabilidades, analizaron el contexto actual en la consecución de esos objetivos de desarrollo sostenible de la ONU, impactados por la irrupción de una pandemia de carácter mundial. «No hay duda de que el covid ha hecho tambalear los cimientos de la sociedad» reconocía el consejero autonómico, José Luis Escudero, y ha supuesto «un freno» para la consecución de los ODS. No obstante, también advirtió que, precisamente por ello «nunca ha sido tan necesario ese cambio de modelo productivo» bajo esos 17 pilares que constituyen la Agenda 2030, y a la que calificó como la «agenda del sentido común».

Desde la Universidad de Castilla-La Mancha, su rector, Miguel Ángel Collado, destacó la necesidad de estar alineados con todos los objetivos como institución pública que son. Un reto hoy conseguirlos, pero una oportunidad mañana de transformación. «Transformar los campus para transformar la sociedad» pronunció haciendo gala del lema que rige la actuación de esta institución. «Tenemos la responsabilidad de lograr ese liderazgo social» dijo en favor de ese desarrollo.

En Cruz Roja Castilla-La Mancha los ODS han servido también de guía para su actuación. No en vano, los cuatro primeros, y quizá por ello ocupan ese lugar, son la columna vertebral de su trabajo diario, desde la erradicación de la pobreza, hasta una educación de calidad pasando por la eliminación del hambre y la promoción de la salud y del bienestar. Aspectos todos ellos que se han visto muy afectados durante la pandemia, sobre todo en los colectivos más vulnerables y en riesgo de exclusión social, como puso de manifiesto el coordinador regional de la organización, Jesús Rodríguez.

En Aquona llevan tiempo trabajando por «aterrizar» esos 17 objetivos de desarrollo que promueve la Agenda 2030 en su actividad diaria y sus rutinas. En el caso del objetivo número 1, «garantizando el acceso al agua a nuestros clientes, especialmente a los más vulnerables» con los fondos y tarifas sociales a los que en el último año se han destinado más de 250.000 euros. Además, en Aquona «no cortamos el agua a nadie que no pueda pagarla, una premisa que llevamos aplicando mucho antes del covid». También en el objetivo 6, específico para el agua y el saneamiento, con una gestión sostenible y eficiente reduciendo el agua no registrada hasta tal punto de que en 2019 se evitó la pérdida para un consumo equivalente de toda Castilla-La Mancha durante tres días. «Así liberamos recursos contribuyendo al ODS 13 y luchando contra el cambio climático; y lo hacemos consumiendo energía de origen ren ovable, apostando por la movilidad sostenible, la innovación y la economía circular entre otros. Con ello evitamos la emisión de más de 20.000 toneladas de CO2 anuales», detalló el director de Aquona, Jesús García del Valle.

Adaptación. Las medidas puestas en marcha por parte de las empresas y las instituciones han demostrado su capacidad de adaptación para hacer frente a la crisis. En la Universidad se puso a disposición de aquellos alumnos que no contaban con los recursos necesarios para concluir un curso amenazado por el virus, acelerando ese proceso de digitalización que venían trabajando. Del mismo modo, han reforzado su capacidad para hacer frente a esta segunda ola, y mantener así la formación de los estudiantes.

En Aquona, con el doble objetivo de garantizar un servicio esencial como el agua y proteger la salud de trabajadores y clientes, se puso en marcha el modelo de ‘operación adaptada’, creando equipos independientes de trabajo, paralizando la actividad de todas las personas mayores de 60 años o pertenecientes a grupos de riesgo, e incrementando todavía más las medidas de higiene y prevención en todos los espacios de trabajo. Además, algunas instalaciones de tratamiento de agua potable pasaron a lo que han llamado modo ‘presencia permanente’ por la que el personal, organizado en turnos de una o dos personas, permanecía confinado siete días en las plantas, con el propósito de reducir el riesgo de contagio y garantizar así el funcionamiento de las plantas. En Castilla-La Mancha se hizo en la potabilizadora de Albacete, gestionada por la sociedad mixta formada por el Ayuntamiento de Albacete y Aquona, Aguas de Albacete, «con una respuesta excelente por parte de sus trabajadores durante los días más duros del confinamiento», reconoció García del Valle.

Oportunidades. No obstante, si bien la llegada de la Covid-19 ha supuesto ese freno, también se ha revelado como una oportunidad para acelerar esa transformación, y se cuenta con una herramienta inédita: el fondo de reconstrucción europeo Next Generation EU. Se estima que a España lleguen más de 140.000 millones de euros condicionados a proyectos relacionados con la transición ecológica, la transformación digital y la economía verde.

Para captar esos recursos hace falta tener los proyectos diseñados y presentados, por lo que la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha se puso sin dudar manos a la obra. «El contexto nos coge en una situación de privilegio porque ya veníamos trabajando en esa estrategia para localizar las políticas públicas que pudieran estar alineadas en cada uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, y llevamos recorrido un trecho bastante importante», se congratuló el consejero autonómico, que informó de algunos de los proyectos que ya se han impulsado relacionados con la Agenda 2030, como la aprobación de una Ley de Economía Circular, convirtiendo a Castilla-La Mancha en la «única» comunidad autónoma del país con una normativa específica al respecto.

Tal y como confesó José Luis Escudero, en su ánimo está «volver a esa reconversión industrial de Castilla-La Mancha» que le otorgue un tejido industrial y empresarial «potente». Una tarea ya iniciada con proyectos como el de hidrógeno verde en Puertollano, o el centro tecnológico para la economía circular en Cuenca, con un centro de innovación asociado.

Una de las claves para el consejero es mejorar la conectividad y el desarrollo digital de las zonas rurales para poder llevar servicios de calidad a toda la población «sin distinción», de manera que puedan gozar de las mismas oportunidades tanto de vida como de desarrollo de iniciativas empresariales.

El rector de la Universidad de Castilla-La Mancha también tiene claro que los fondos europeos son una oportunidad para el país, y por tanto para la región. «Lo fundamental es conseguir los fondos en beneficio de los ciudadanos» pronunció convencido de que «hay un gran campo de actuación» sobre el que trabajar con ellos. En su caso, ya se está trabajando en «proyectos de digitalización, empleabilidad y emprendimiento de los jóvenes en ese ámbito de la economía verde, y ese nuevo modelo productivo». Unos fondos que «son clave para el futuro de nuestro país y nuestra región» y que confió en conseguir para lograr «esa transición hacia un modelo productivo más social, sostenible y responsable». Como ejemplos puso la investigación en energías renovables que se lleva a cabo en Albacete, la posibilidad de establecer esa mirada sostenible a la arquitectura en Toledo, o el laboratorio de bioeconomía forestal en Cuenca, ya que es una «fortaleza en la provincia».

Para Cruz Roja se presenta la oportunidad de incidir en esas parcelas en las que han detectado más vulnerabilidades, tanto sobre la pobreza, como en la educación. Y es que, durante la pandemia, se ha comprobado el aislamiento que han sufrido los niños con menos recursos durante el confinamiento, en los que se han detectado carencias para poder continuar con lo estudios y con una necesaria socialización con los compañeros. Es por eso que Jesús Rodríguez vio la oportunidad de «potenciar políticas que impacten en esta situación de las personas, para que puedan acceder en igualdad de condiciones a los servicios, y puedan disponer de las mismas oportunidades», a la vez que se reducen las tasas de abandono escolar temprano.

«Las empresas tenemos un papel fundamental para lograr la reactivación del país» reivindicó Jesús García del Valle, y más si cabe aún en el caso de Aquona que, como empresa del sector del agua y el medio ambiente, «contribuimos al desarrollo de otros sectores productivos en el territorio, generando confianza y empleo en materia de economía verde y ejecutando proyectos que nos permitan avanzar en el desarrollo sostenible».

No en vano, y como ejemplo de esa fuerza tractora que quieren ser, avanzó que desde la Asociación Española de Empresas Gestoras de los Servicios de Agua Urbana (AGA), de la que forman parte, se han elaborado ya 500 propuestas con un presupuesto que supera los 12.400 millones de euros que, además de alcanzar los objetivos ambientales, «reactivarán la economía local y reforzarán la cohesión en el territorio».

Tanto es así que desde la compañía han propuesto para el territorio la consecución de «un gran pacto social» basado en tres pilares: la solidaridad, desarrollando nuestra actividad protegiendo a los colectivos más vulnerables y sin dejar a nadie atrás, y poniendo como ejemplo esos fondos solidarios y acciones que han desarrollado con más 90.000 euros de inversión en el último año; las infraestructuras verdes y resilientes al cambio climático, para contribuir al proceso de transición ecológica de Castilla-La Mancha desde una visión global y con la vista puesta en la innovación y la digitalización como palancas de progreso; y un tercer pilar que es el empleo, «de calidad, inclusivo y duradero en el tiempo, ligado a la actividad que generamos en los municipios», ahondó García del Valle, recordando que actualmente son más de 570 trabajadores.

De este modo, parece evidente que la Agenda 2030 será la palanca que permita la reconstrucción gracias a la atracción de esos fondos europeos y que, con los ODS como guía, deberán llevarnos a ese nuevo modelo productivo más social, sostenible, justo e igualitario.