La realidad virtual da un paso adelante

Sara Borondo
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Alyx Vance protagoniza una aventura ambientada entre 'Half-Life 1' y 'Half-Life 2'

Tras unos inicios dando palos de ciego los desarrolladores de juegos de realidad virtual parecen estar encontrando el camino correcto hacia unas experiencias de juego gratificantes y que no marean a los jugadores. El estudio Valve y su buque insignia, Half-Life, se adentran en la tecnología para ofrecer una jugabilidad innovadora. 

El primer Half-Life marcó en 1998 un nuevo camino para los shooters al presentar una historia consistente. Half-Life 2 aportó un gran uso de las físicas, además de idear una de las mejores armas de los videojuegos: la pistola anti gravitatoria. 

Los jugadores han pedido tantas veces un tercer capítulo que la imagen de una letra lambda y un tres se ha convertido en una broma habitual en el mundo del videojuego. Por eso cuando Valve anunció Half-Life: Alyx hace apenas unos meses había dudas de que se tratara de una expansión como los dos episodios que salieron después de Half-Life 2, o una experiencia menor en realidad virtual, pero se trata de lo que cabría esperar de un Half-Life 3. Valve vuelve a dejar al jugador con la sensación de haber jugado a algo que a nadie se le había ocurrido aún. 

La protagonista es en esta ocasión Alyx Vance, la hija del doctor Eli Vance. Ambos tienen papeles destacados tanto en Half-Life 2 como en las dos expansiones ayudando al protagonista, Gordon Freeman. Como el nuevo juego transcurre entre Half-Life 1 y Half-Life 2 tiene todo el sentido que sea ella la protagonista de unos eventos que no interfieren con la trama principal, por lo que no hay contradicciones narrativas, aunque sí juega con el conocimiento que tenga el jugador de los eventos futuros que esperan a Alyx. 

Half-Life Alyx narra una historia consistente e interesante, pero su principal valor es cómo revoluciona la realidad virtual consiguiendo hace creer al jugador que ha entrado en un mundo diferente al que le rodea. Valve logra esa sensación de presencia con la interacción con el mundo de juego: para explorar hay que mover los objetos o hay que apilarlos para acceder a zonas más altas del escenario, y esta sensación se ve reforzada por los guantes de gravedad de la protagonista, que traen cualquier elemento hacia el jugador y consiguen unas mecánicas de juego muy divertidas.

Los guantes, una especie de exoesqueleto, tienen un gran diseño que permite ver fácilmente el inventario, que se lleva en la muñeca, y agilizan la resolución de puzles que se basan tanto en el espacio tridimensional que permite la realidad aumentada como en la física de los objetos, algo que también se aplica, aunque de forma diferente, en los combates, ya que Alyx dispara con una mano y con la otra lanza al enemigo objetos del escenario. El estudio logra que el jugador pueda sentir ese mundo virtual a través de esa conexión con las manos. Eso sí, para disfrutarlo es necesario un ordenador potente y unos dispositivos de realidad aumentada potentes como los Valve Index -los propios del estudio y con los que el juego es gratis- , Oculus o Vive. 

Half-Life: Alyx mantiene la calidad narrativa de la serie y también la excelencia técnica a la que nos tiene acostumbrados Valve, con unos gráficos no vistos hasta ahora en realidad virtual.