"Van más de 2.000 multas por infringir normas sanitarias"

Pilar Muñoz
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Entrevista con Fernando Díaz Rolando, Superintendente jefe de la Policía Local de Ciudad Real

El superintendente jefe de la Policía Local de Ciudad Real en la sala de control de la Jefatura - Foto: Tomás Fernández de Moya

Lleva más de 22 años al frente de la Policía Local de Ciudad Real. Fernando Díaz Rolando (Ciudad Real, 1961) ingresó en el Cuerpo como auxiliar (el antiguo grupo E) y, a fuerza de trabajo y formación, ha ido ascendiendo hasta convertirse en el único superintendente de las policías locales de Castilla-La Mancha. Tiene formación jurídica y criminológica y es profesor de la Escuela de Protección Ciudadana. Está casado y es padre de tres hijas. Díaz Rolando se caracteriza por su afán de superación, de aprendizaje continuo. Es un hombre culto y el cine es una de sus pasiones.

La pandemia de COVID-19 también ha puesto a prueba a la Policía Local, ¿recuerda la primera medida que se adoptó en la Jefatura de la Policía Local de Ciudad Real?

El mismo día que se declaró el estado de alarma empezamos a realizar controles de movilidad; incluso antes de que las medidas estuvieran normalizadas y totalmente reguladas. Carecíamos de todo antecedente normativo y operativo, por lo que tuvimos que aplicar todos nuestros esfuerzos para implantarlos cuanto antes, algo que vino a ser de una importancia vital cuando se declaró el confinamiento total y la paralización de todas las actividades no esenciales.

El jefe de la Policía Local de Ciudad Real se dispone a subir a uno de los vehículos patrullaEl jefe de la Policía Local de Ciudad Real se dispone a subir a uno de los vehículos patrulla - Foto: Tomás Fernández de Moya¿Cuántos servicios realizaron en 2020 y de qué tipo?

Tanto en 2020 como en lo que va de año la vigilancia de las medidas de aplicación para evitar el contagio ha sido un servicio preferente sobre cualquier otro que no fuera de importancia vital. Miles de controles de movilidad, inspecciones de locales, controles del toque de queda, inspecciones de terrazas, de supermercados, de interiores de locales de hostelería... Un único agente, que ha recibido un reconocimiento, levantó él solo casi 400 actas de control o denuncia. Si las multiplicamos por toda la plantilla podemos hacernos una idea de la magnitud de nuestro trabajo.

¿Cuántas propuestas de sanción han formulado por infringir las normas de Sanidad?

Más de 2.000, a falta de precisar exactamente esa información.

¿Cuáles han sido las excusas más peregrinas que les han dado?

De todo tipo. Recuerdo que, durante el primer estado de alarma, cuando se prohibió la movilidad excepto para realizar determinadas actividades había quien se iba a varias tiendas a por el pan a varios kilómetros de su casa y otros te decían que iban a regar la huerta o a dar de comer a las gallinas... pero las excusas servían de poco porque las verificábamos todas.

¿Ha bajado la incidencia de los botellones? ¿Y de reincidentes que incumplen las medidas sanitarias?

Sí. Al final de la desescalada del primer estado de alarma hubo numerosas intervenciones por botellones masivos. Últimamente no se detectan tantos porque ahora se juntan en viviendas para beber.

¿Cuántas sanciones han puesto por reincidencia y por qué motivo?

Muchas. En muchos casos contra establecimientos que no cumplen las medidas.

¿Alguna ha llegado a los juzgados?

No, que sepamos. En los casos de multirreincidentes hemos practicado detenciones; en esos casos, evidentemente sí.

¿Recuerda los momentos más delicados del año COVID por los que han pasado?

Ha sido una dificultad continua porque, salvo durante el confinamiento total, hemos tenido que atender el servicio ordinario y compaginarlo con la vigilancia de las medidas contra el contagio. Abril fue un momento delicado porque los contagios afectaron a varios agentes y a sus familias y porque tuvimos que colaborar en la retirada de personas que habían fallecido en su domicilio. Era duro porque teníamos la sensación de que aquello nos sobrepasaba. Estamos acostumbrados a lidiar con dificultades, pero veíamos que lo que sucedía tenía una incidencia directa y dramática sobre la salud y las vidas de las personas. Sin embargo, tuvimos la certeza de que nuestra mejor aportación a la protección de la salud pública era implicarnos totalmente en la vigilancia de las medidas destinadas a evitar el contagio.

¿Cuántas veces les han requerido para entrar a un domicilio porque la persona no respondía?

Unas cuantas. En algunas ocasiones encontramos a personas fallecidas que habían pasado la enfermedad en soledad, en casa.

¿Cuántos fallecidos han ayudado a trasladar al cementerio desde sus viviendas?

Los fallecidos en casa eran retirados con intervención judicial. Nosotros no hemos trasladado a muchos, pero más de los que normalmente nos encontramos fallecidos en sus casas.

¿Han tenido ayuda psicológica?

En general no. Es más, durante el primer estado de alarma todos los agentes renunciaron a sus derechos sociales e incluso algunos que estaban de baja pidieron el alta voluntaria para reforzar los turnos. Enseguida empezamos a aplicar unas estrictas medidas de profilaxis en la jefatura y en los vehículos, establecimos turnos de doce horas, cambiamos los horarios para escalonar las entradas y salidas de servicio y modificamos la organización para crear grupos estancos y que. en caso de que en uno de ellos se declarara un contagio, los restantes pudieran seguir operativos.

Cambiando de tercio, los sindicatos policiales han protagonizado protestas por la falta de personal, ¿cómo está el asunto?

Durante la pandemia, los agentes han realizado un esfuerzo ejemplar. Es cierto que el número de efectivos se vio mermado en el peor momento con la jubilación de muchos agentes y que los procesos selectivos para su reposición son largos, quizás demasiado, en la coyuntura crítica en la que nos encontrábamos. Puede que ese haya sido el añadido que faltaba para un conflicto sindical que ahora parece aletargado, pero que sigue sin resolverse. La reposición de los agentes jubilados se ha realizado con la lentitud normal de los procesos selectivos, que son largos, en la coyuntura crítica en la que nos encontrábamos. Tal vez haya influido que el enorme esfuerzo realizado no se haya visto recompensado a los ojos de muchos agentes, de manera alguna. Quizá ese sea el último desencadenante del conflicto sindical que, por ahora, está discurriendo con un nivel bajo, aunque no está resuelto.

Se han incorporado siete nuevos policías locales, ¿cuántos faltan?

Se acaba de convocar otra oposición de otros siete. Pero, es posible que hasta el verano del año que viene no se hayan incorporado todos. En total se incorporaron siete agentes por oposición y cinco por movilidad.

¿Se cumple la ratio de agentes necesarios para la ciudad?

Se tiende a ello. Actualmente no se cumple si tenemos en cuenta que siguen sin cubrirse las jubilaciones que se produjeron el año pasado. Es aquí justo decir que, con la ralentización que la pandemia ha generado en la administración general, se van incorporando agentes con toda la rapidez que sea posible.

¿Está respondiendo el Ayuntamiento a las necesidades de la Policía Local?

En cuanto a medios materiales, sí, indudablemente . Respecto a las reclamaciones retributivas se llegó a un impasse que hizo que no se resolviera lo que se reclamaba. El problema es complejo por las limitaciones presupuestarias. También es cierto que muchos agentes nos hemos quedado retrasados en nuestros sueldos respecto de otras fuerzas de seguridad, tanto estatales como otras policías locales de la región.

¿Cómo está la negociación con los policías locales?

Ahora mismo, a la espera de que se valoren propuestas alternativas a las que se presentaron en un primer momento. Creo que todos harán una apuesta por la responsabilidad y el compromiso y, finalmente, se llegará a un acuerdo. En mi opinión, y tal vez no sea muy objetivo por mi situación dentro del cuerpo policial, los agentes merecen unas mejoras que sean razonables y confío en que nuestro concejal hará todo lo posible para que nuestro esfuerzo sea compensado. Creo que hace todo lo que está en su mano para conseguirlo.

En cuanto a uniformidad, armamento y elementos que necesitan para el desempeño de su función, ¿cómo están?, ¿ha habido mejoras?

Muy notables. Utilizamos equipos de última generación: monitorización de la ciudad con cámaras, geolocalización de vehículos y agentes, equipos personales de protección de gran calidad...

¿Qué hay que mejorar desde el punto de vista de operatividad?

Tenemos un problema al conjugar las demandas del servicio con la disponibilidad de los agentes. Los ciudadanos se dirigen directamente a nosotros para que atendamos sus necesidades y en ocasiones muy frecuentes estamos atendiendo todas las demandas vecinales sin distinción. Pero quiero dejar claro que todos los servicios se atienden con una notable rapidez, especialmente los que son urgentes.

En materia de tráfico, ¿cómo está Ciudad Real? ¿Ha mejorado?

Ciudad Real no tiene especiales problemas de tráfico, salvo el relativo a la carencia de estacionamientos en la zona centro. La peatonalización es un acierto en una ciudad como la nuestra, en la que se tardan unos minutos en llegar a pie a casi cualquier parte del casco urbano.

¿Es una ciudad segura?

Totalmente. Segura y cómoda para vivir, con buena dotación de servicios: hospitalarios, transporte, educación y universidad;y seguridad.