El despertar del "sueño" de Calderón de la Barca

Javier D. Bazaga (SPC)
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Un equipo de investigadores busca los restos del dramaturgo referente del 'Siglo de Oro' español en la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores del centro de Madrid donde, al parecer, reposan desde hace 120 años

El despertar del "sueño" de Calderón de la Barca

Pedro Calderón de la Barca podría estar a punto de despertar de su eterno sueño. Investigadores de la Universidad San Pablo CEU han seguido el rastro de los restos del dramaturgo español y creen que sus huesos podrían estar en la madrileña Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, en plena calle de San Bernardo.

Pablo Sánchez Garrido y María Ángeles Varela Olea son dos profesores que han realizado un minucioso estudio siguiendo los movimientos de los restos de uno de los nombres propios del Siglo de Oro español, nacido en enero de 1600 y fallecido en mayo de 1681, para intentar dar con él. Y todo apunta a que podría estar en un nicho oculto en una de las paredes de la nave de esta parroquia y congregación a la que el dramaturgo no solo perteneció, sino que otorgó su legado y sus bienes, la de San Pedro de los Presbíteros Seculares Naturales de Madrid.

La historia comienza con la confesión de un miembro de la congregación en el lecho de muerte, cuando le asegura a uno de sus hermanos que el cadáver de Calderón no iba en la urna que se utilizó durante el funeral que organizó el Ayuntamiento de Madrid, siendo alcalde Alberto Aguilera, sino que se guardaron en un osario en el interior de uno de los muros del templo. Al menos los que se solían conservar, los grandes, cráneo incluido. Y ahí pueden llevar desde el año 1902, último traslado conocido, ya que Sánchez Garrido y Varela Olea han seguido la pista desde la primera iglesia en la que se depositaron, la de San Salvador, una de las más antiguas de la capital, en plena calle Mayor, por otros cinco templos hasta acabar en esta parroquia de la calle San Bernardo, esquina con Rodríguez San Pedro.

Al descubrir que los restos del dramaturgo no habían desparecido, estos investigadores iniciaron un proyecto para tratar de dar con ellos y sacarlos a la luz. Empresa que se inició en 2019 y que este verano de 2020 puede culminar con el descubrimiento de ese nicho oculto en la nave de la Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores.

El arqueólogo Jorge Morín de Pablos es el responsable de la parte arqueológica de este proyecto de investigación, quien recuerda que se le hizo aquel funeral «fastuoso para la época» en la que participaron las «fuerzas vivas de la cultura de la ciudad», con literatos, dramaturgos, actores y el alcalde Aguilera que puso un «coche fúnebre con caballos vestidos de negro» para los fastos en el que su cuerpo fue trasladado supuestamente en una urna de plomo y cristal.

Con la llegada de la Guerra Civil, el 18 de julio de 1936, comenzaron los incendios de muchas iglesias, especialmente de la capital. Ésta, de San Bernardo, también fue saqueada y quemada, arrasando con el mobiliario, pero la estructura no sufrió daños ni derrumbes, por lo que sus paredes permanecieron en pie. 

Sobre esas paredes actuará ahora, en cuanto la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid les conceda el permiso, el equipo de Jorge Morín, que buscará los vestigios del autor, que también fue miembro de la Orden de Santiago como lo fueron Velázquez o Quevedo. Es la fase que se tendrá que desarrollar ahora, este verano, tras la labor de investigación de Sánchez Garrido y Varela Olea, y en la que participará Luis Avial. Avial ya se hizo famoso cuando en 2014 buscó a Miguel de Cervantes en la iglesia madrileña de Las Trinitarias.

Tras la Guerra Civil, el templo se reconstruyó dentro del conocido programa de Regiones Devastadas para restaurar infraestructuras y monumentos afectados por la contienda. Pero las paredes del templo no tuvieron que ser intervenidas, por lo que «debería seguir ahí» asegura Morín, quien afirma que «tenemos posibilidades altas de encontrarle». El arqueólogo confía en que las imágenes que se obtengan a partir del georradar, el espectómetro y la cámara de rayos de Luis Avial les darán la información necesaria para abrir el nicho.

«La intervención será mínima», consistirá en abrir un hueco en la pared para sacar los retos. A partir de ahí, será el equipo de antropólogos el que se lleve los despojos para analizarlos y comprobar que verdaderamente son los de Calderón de la Barca. A partir de la exhumación se podrá comprobar el sexo, la edad, o las patologías que podría haber tenido para su identificación, ya que no se podrá hacer una comprobación genética al no haber tenido descendientes.

Morín no descarta sorpresas, como que lo que aparezca no coincida con la edad, el sexo, o que haya, incluso, muestras óseas de más de un individuo, pero se queda con esas «posibilidades altas» ya que otorgan toda la credibilidad el testimonio del cura en el lecho de muerte. Además, se muestra ilusionado por poder  dibujar en pleno centro de Madrid ese eje literario que discurriría entre las glorietas de Quevedo, San Bernardo -si se consuma el hallazgo-, y Tirso de Molina. Y así, el equipo de Sánchez, Varela, Morín y Avial, podría este verano devolver a la vida el sueño de Calderón de la Barca.

Barroco

Calderón de la Barca se formó en los jesuitas y completó sus estudios en las universidades de Salamanca y de Alcalá de Henares. Comenzó a ganarse el prestigio con obras teatrales como La dama duende, El alcalde de Zalamea o El Sitio de Breda, motivo que también recogió Diego Velázquez en su cuadro La rendición de Breda, pero su fama le llegó con La vida es sueño, en la que abordó la ética del poder o la razón de Estado. Referente del Barroco español, se ordenó sacerdote en 1651, momento a partir del cual su producción se tornó hacia el teatro sacro y los autos sacramentales.