Un estudio revela nuevos genotipos del virus de Crimea-Congo

EFE
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El estudio está liderado por el Grupo de Investigación en Sanidad y Biotecnología (SaBio) del IREC, en colaboración con investigadores de la Universidad de Extremadura y la Universidad Complutense.

Laboratorios de investigación de la UCLM, en una imagen de archivo. Foto: Rueda Villaverde

Un grupo de científicos de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) ha detectado nuevos genotipos del virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo en garrapatas procedentes de ungulados silvestres de diferentes provincias del suroeste de España.
El estudio, liderado por el Grupo de Investigación en Sanidad y Biotecnología (SaBio) del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), ubicado en Ciudad Real, en colaboración con investigadores de la Universidad de Extremadura y la Universidad Complutense de Madrid.
Los investigadores han analizado más de 600 garrapatas de dos especies diferentes (Hyalomma lusitanicum y Dermacentor marginatus) que parasitaban animales silvestres, incluyendo el ciervo, el corzo (Capreolus capreolus), el gamo (Dama dama) y el jabalí (Sus scrofa), en el suroeste de España, donde es frecuente encontrar densidades elevadas de ungulados con grandes cargas parasitarias.
El estudio concluye que la amplia distribución y elevada variabilidad genética de este virus en esta parte de España, lo que podría conllevar la aparición de nuevas cepas del virus en un futuro, con el consiguiente riesgo epidemiológico.
Los resultados de la investigación muestran la presencia del virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo en el 21% de las garrapatas analizadas, siendo este un valor mucho más elevado que el detectado en trabajos anteriores.
También desvelan que, a diferencia de los estudios previos realizados frente a este patógeno, según la secuencia amplificada del virus, el genotipo identificado no es el descrito anteriormente en España (el genotipo III), sino los genotipos V y IV, el primero procedente del este de Europa y el segundo de África central.
Además, los científicos han encontrado una alta variabilidad genética en los virus detectados, con la identificación de 24 secuencias génicas diferentes, de las cuales 18 eran secuencias nuevas que no se correspondían con ninguna secuencia genética previamente descrita para el virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo.
Este trabajo pone de manifiesto la amplia distribución espacial y la elevada variabilidad genética del virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo en el suroeste de España, lo que podría conllevar la aparición de nuevas cepas del virus en un futuro, con la consiguiente necesidad de una mayor vigilancia epidemiológica.
El elevado porcentaje de garrapatas en las que se detectó el virus en algunas de las áreas de estudio señala la necesidad de realizar un seguimiento en estas poblaciones y ampliar el estudio a otras áreas.
Por otro lado, destacan que aunque los casos clínicos humanos documentados y el porcentaje de población con anticuerpos frente al virus es relativamente bajo en España, es importante tener presente que el escenario puede variar en un futuro debido a la alta variabilidad genética del virus junto con otros factores, como la tendencia creciente de las altas cargas de garrapatas asociadas a elevadas densidades de hospedadores silvestres y los cambios en la tasa de exposición de los humanos a las picaduras de garrapatas.
El virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo incluye un total de 34 virus conocidos, los cuales están asociados con graves enfermedades que afectan tanto a los seres humanos como a animales domésticos y silvestres.
Específicamente, se sabe que este virus causa graves brotes de fiebre hemorrágica viral, con una tasa de letalidad que puede llegar hasta el 40 .
Se detectó por primera vez en Crimea en 1944 y desde entonces se ha visto incrementada su incidencia y distribución geográfica desde comienzos del siglo XXI, cuando se empezaron a confirmar casos en Turquía, Irán, India y en algunos de los países que forman la Península Balcánica.
En Europa, actualmente está considerada una enfermedad emergente en algunos países.
El primer caso de este virus en humanos se detectó en España en septiembre de 2016 como consecuencia de la picadura de una garrapata que se ha alimentado de sangre de un hospedador infectado, actuando ésta como vector y reservorio del virus.
Hasta la fecha, en España se han detectado un total de cinco casos humanos confirmados, el último de ellos a principios de junio de este mismo año. 

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