Alejandro Ruiz

EL REPLICANTE

Alejandro Ruiz


La paradoja del cómic alternativo

20/04/2023

Dándole una tregua a la nostalgia, esa sensación agridulce que de vez en cuando nos invade, llega mi amigo Juan Ochoa con un sorpresivo regalo de viejos cómics que, repentinamente, invaden mi pacífico territorio mental dominado por el presente aceptado y estable. Los ojeo y concluyo que lo más grave del paso de los años, cuando nos vemos sumergidos en la lógica y deseada cotidianidad más absoluta, incrustados como lapas a nuestras vidas realistas, rutinarias y bien ordenadas, orientadas básicamente para la supervivencia emocional y económica, cuando la búsqueda del ocio se limita al descanso de fin de semana, a la lectura de una buena novela, la cerveza de terraza, las reuniones familiares o el viajecito, es que uno se olvida del placer de algunas cosas tan sencillas, simples, elementales y efímeras como leer un tebeo.
Veníamos de leer a Mortadelo y Filemón, Tintín y Astérix el Galo, o aquella colección de Joyas Literarias Juveniles, magnífica serie de Bruguera de adaptaciones de clásicos literarios, cuando súbitamente entramos en los 80 con nuevas corrientes musicales y una inesperada prospección en el mundo del cómic alternativo. La década de los 80 fue una explosión cultural en España, un prodigioso triunfo de la imaginación y la libertad individual, con especial incidencia, suprimida toda censura, en el cómic alternativo y 'underground', que escandalizaría hoy a las actuales moralistas que intentan gobernar el pensamiento legislando desde el Ministerio de Igualdad. Ahí está el cómic canalla con los variopintos personajes que componían El Víbora, por ejemplo, o el humor irreverente de Makoki. Leo historietas de El Víbora o de Bésame Mucho, que no superan hoy la censura 'woke' del pensamiento dominante. Un fenómeno social y cultural que rompió todos los moldes, tratando satíricamente, sin restricción alguna, los temas más cotidianos con plena naturalidad. Los 80 son una década de culto que marcaron profundamente a toda una generación en un especial marco sociopolítico y cultural, internacional y español, que tuvo una gran influencia en todas las ramas posibles de las manifestaciones artísticas. La libertad, en suma, se puso de moda.
El cómic de los 80 es hoy un emblema vivo y recordatorio contra el regreso a otro tipo de puritanismo, precisamente contra algunos de aquellos que saborearon e impulsaron la libertad que representaba todo aquello, y frente a sus directos sucesores políticos e ideológicos. Es un recordatorio para quienes, paradójicamente, ambicionan ahora cambiar la mentalidad de las personas con un enfoque paternalista y moralista para la imposición de la jerarquía social de pensamiento único frente a la libertad individual. Las historias brutales, subversivas, marginales, descarnadas, irónicas, eróticas y pornográficas del cómic 'underground', frente al modelo pervertido y distorsionado de lo políticamente correcto, que pretende la continua uniformidad de ciudadanos moralmente superiores. Es lo que tiene pisar moqueta.