Hoy es viernes de dolores. Es como antesala del Domingo de Ramos, pórtico de la Semana Santa. La pregunta para estos días puede ser sencilla:  ¿cómo va a ser esta Semana Santa? 
No sé de qué tienes costumbre. A lo mejor llevas años tomándote estos días como de pura vacación. Acaso has tomado la costumbre del descanso en playa o montaña. Puede ser que hayas elegido marcharte lejos. La cantidad de días da para ello. Quizá eliges cada año un destino que te une a las raíces de tu familia o que te ayuda a conocer distintas manifestaciones religiosas de la Semana Santa. No es lo mismo Zamora que Sevilla. Tampoco Picón que Moral de Calatrava. 
Yo te voy proponer para esta Semana Santa un encuentro. Más bien dos. El primero de ellos: no dejes de estar cerca de los tuyos. De compartir con ellos momentos e instantes. Tiempo rico en densidad o vanal, pero, con sencillez, compartirlo con ellos. El segundo de los encuentros, con Dios. ¿Cuánto tiempo hace que no le reservas a él, en medio de tanta prisa, un tiempo en silencio, permitiendo que toque tu corazón? ¿Qué vea tus miserias? ¿También las grandes bellezas de tu vida? Amas constantemente mucho y él te ama con toda su infinitud. Búscate un tiempo de silencio y de encuentro porque Él te está esperando, quiere estar contigo, que lo dejes que te quieras. A lo mejor necesitas una buena confesión: la experiencia de todo su amor derramado sobre ti. Puede ser el momento de un nuevo comienzo, de una nueva vida. Feliz Semana Santa.