Juan Bravo

BAJO EL VOLCÁN

Juan Bravo


Los miedos

31/10/2021

Son demasiadas las cosas que están fallando en el planeta desde la caída del Muro de Berlín a nuestros días como para que no nos formulemos una serie de preguntas importantes acerca de lo que realmente está  sucediendo en las entrañas de nuestro mundo. Y es que, de igual manera que durante los dos  últimos siglos –con la irrupción del Positivismo de Comte y la decadencia del espíritu religioso–  hubo una élite pensante y actuante –llamémosla Masonería o comoquiera que sea– encargada de dirigir las conciencias y salvar, llegado el caso, a la Humanidad; hoy día, desde el momento que media docena de mentes, o entidades, poderosas poseen la capacidad de control del mundo en provecho de unos cuantos, existen motivos de sobra para pensar que hemos dejado de ser objetos de juego de los dioses para pasar a convertirnos en entes controlados y sometidos por dicha minoría, poderosa, insisto, pero también temerosa de que un día el rebaño tome conciencia de la farsa y se rebele inexorablemente. Porque a diferencia de aquella Masonería positiva, en el caso que nos ocupa es de signo contrario.
La caída misma del Muro, el espectacular fracaso del comunismo –excepción hecha del chino, que tuvo la intuición de adaptarse– y el  triunfo avasallador del pragmatismo consumista anglosajón que, en nombre de no sé qué dios, domina el mundo, en íntima competencia, claro, con China –demasiado poderosa para aniquilarla –, han hecho que, en aras de mantener un sistema económico y social esencialmente injusto en que menos de un 1% de la población vive opíparamente a expensas del 99%, se generen toda una serie infinita de procedimientos tendentes a someter a las grandes masas, haciéndoles creer que son felices consumiendo frenéticamente, o entreteniéndolas con sus maquinitas o con un arte cretinizado que día a día mantiene idiotizada a grandes sectores de la población.
Semejantes mentes diabólicas,  temerosas, no obstante, insisto, de que un día el rebaño se torne ingobernable, sirviéndose de procedimientos propios de Calígula, se han acostumbrado a manipular el mundo, provocando continuas convulsiones, primero de carácter económico –las tristemente célebres crisis–, luego de carácter social –los continuos conflictos bélicos, perfectamente surtidos de material para matar–, y ya, incluso, rememorando las plagas de Egipto, aprovechándose de las epidemias –favorecidas por el hecho de que las élites han permitido que el consumo descontrolado haya hecho de la Tierra un albañal y que la investigación genética se les haya ido de las manos–, como es el caso de la Covid, cuyo origen concreto algún día se sabrá, por más que, con sus variantes, mantengan a la Humanidad, si no aterrada, al menos (pre)ocupada. Y, por si faltaba algo, en la medida en que se le pierde el respeto al inmundo virus, ya tenemos otra crisis económica a la vista –provocada en este caso por el encarecimiento súbito de las materias primas– que amenaza con provocar nuevas tensiones de índole social.
Es evidente que esa élite lo tiene todo perfectamente organizado para que no nos aburramos –ahí entraría el balompié–, sino también para sacar a relucir nuestros miedos congénitos de aquellos antepasados nuestros que 'vivían' en las cavernas, aterrorizados por los rayos y la fieras depredadoras. Esos miedos, empezando por el miedo a la muerte –que nos impiden ser felices en un espacio de libertad, en paz y armonía con nuestros semejantes, gozando de los placeres de la tierra y gobernados por seres capaces, inteligentes y abnegados–, son los instrumentos preferidos de esta élite dominante, que nos deja vivir, como el pastor a sus ovejas, para sacarles provecho y producir  a cambio, con suerte, de un mísero salario. Nada extraño que un revolucionario del pensamiento, André Breton, renunciara al comunismo, alegando que ellos pretendían cambiar el mundo, mientras que lo que él deseaba era cambiar la vida. O que ese otro genio precoz, el poeta Arthur Rimbaud, dejara escrito que «le verdadera vida está ausente».

ARCHIVADO EN: Comunismo, China