Sonsoles Arnao

Tiempos de swing

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Necropolítica en la frontera

14/09/2020

Ha tenido que arder en llamas el infierno de Europa para que prestemos atención por un momento a una de las mayores tragedias humanitarias en nuestras fronteras. Moria era el campo de refugiados más grande en suelo europeo. Los testimonios e imágenes que nos llegan desde allí son desoladores. Miembros de ONGs y periodistas venían advirtiéndolo. Este sería el destino de Moria si no se intervenía de inmediato y se alojaba en condiciones dignas a las miles de personas condenadas al confinamiento en las islas del Egeo septentrional. Moria tiene capacidad  para albergar a 3.500 personas, que son las plazas oficiales con las que cuenta. Pero alrededor de ellas se han levantado zonas informales, autoconstruidas con plástico y madera en las que se han llegado a refugiar 18.000 personas, un 40% de niños y niñas, menores de 16 años. Sus vidas transcurrían en medio del hacinamiento, insalubridad, inseguridad y un olor a plástico quemado. Pequeños habitáculos rodeados de toneladas de basura que nadie recoge y que solo se puede eliminar quemándola. Sin luz eléctrica y escasos baños, duchas y lavabos en los que hacer largas colas para entrar. Lugares convertidos en auténticos centros de internamiento con la sensación de impotencia y rabia ante el abandono. 
La Europa Fortaleza es una metáfora usada desde hace décadas para explicar todo el entramado jurídico, administrativo y de recursos desplegados por la Unión Europea para el control de fronteras y las migraciones internacionales en el territorio de los Estados miembros y otros países europeos que comparten el espacio. La delimitación del Espacio Schengen, la creación de FRONTEX, la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas, la construcción de muros y vallas metálicas en las fronteras con mayor «presión migratoria», la construcción de centros de internamiento paracarcelarios y los campos de refugiados, son algunas de estas infraestructuras y recursos en los que se ha empeñado la política migratoria de la UE. Son los instrumentos para desplegar la «Necropolítica» propia del capitalismo contemporáneo, según el filósofo africano Achille Mbembe, autor de este concepto. En un reverso del concepto foucaultiano de biopolítica como la administración de la vida por parte del poder político, la necropolítica actuaría como «la política de la muerte». Es la forma de violencia propia del sistema capitalista en la actualidad en la que las políticas migratorias en las fronteras, tiene más que ver con el dejar vivir o morir que con administrar la vida. La lógica securitaria, de control, cierre y externalización de fronteras como estrategia en la política migratoria de la UE, promueve la clandestinidad en el proyecto migratorio, la indefensión y vulnerabilidad frente a todo tipo de vulneraciones de los derechos humanos de las personas. 
Moria ya era un infierno.