En presente, sí, porque distan pocos meses para que la rehabilitación sea un hecho. Monumental porque entre otras cosas, está incluida en el catálogo de bienes culturales y es nuestro deber como ciudadanos, conservarla y respetar su historia. La plaza y sus alrededores, por dentro y por fuera, han cambiado su fisonomía en aras de lo que ha de ser uno de los retos urbanísticos más importantes llevados a cabo por una corporación municipal en los últimos 40 años. Lejos quedará la travesía por el desierto de estos tres últimos años sin ningún tipo de espectáculos, con las puertas cerradas y, lo que es peor, tras una pandemia que ponía entre las cuerdas a un inmueble de casi dos siglos de antigüedad. La luz se hizo al final del túnel, no sin mil trabas y dificultades. Había que echar ilusión, dineros y tener las ideas claras en sus objetivos. En definitiva, no ser 'miopes' a la hora de intuir lo que puede aportar a la ciudad un edificio con unas posibilidades enormes desde cualquier punto de vista.
La Corporación, con su regidora al frente, se empeñaron en sacar adelante una empresa que muchos tildaron de 'visionaria'. Un proyecto moderno que va a redundar en la buena marcha de un gran centro multiusos del que se hablará con el tiempo. No será sólo una plaza de toros, sino un lugar de encuentro, de convivencia entre los habitantes de una ciudad, un espacio polivalente en el que se pueda asistir tanto a una obra de teatro como a un concierto o un espectáculo ecuestre. En definitiva, una manifestación cultural. 
Como aficionado, creo que ha merecido la pena esperar a que por fin se llevara a cabo esa rehabilitación integral de una obra tan compleja que entraña una visión de futuro de la que nos sentiremos orgullosos el día de su reinauguración. He tenido la oportunidad de visitar dichas obras y me ha impresionado, por ejemplo, el retranqueo de la calle Esperanza, con un muro exterior de hormigón que hará de los diferentes corrales un lugar espacioso y amplio. El edificio dejará de tener viviendas anexas y tendrá una calle lateral que conectará con un aparcamiento. Asimismo, se ha llevado a cabo una renovación total de la cubierta, con cerchas de madera y tejados nuevos. También se han construido nuevos vomitorios, servicios tanto en sombra como en sol y un ascensor para todos aquellos que lo necesiten. Se han rehecho partes que las humedades amenazaban con venirse abajo; encofrados, carpintería metálica, solados en interiores…etc. Una obra costosa y larga en la que han puesto todo su empeño y conocimiento el equipo del arquitecto municipal y la empresa Proimancha.
La pregunta está en la calle: ¿Habrá reinauguración en la Feria de agosto? ¿Dará tiempo a confeccionar un pliego de arrendamiento a la futura empresa? ¿Se barajan posibles alternativas? La respuesta no tardará en llegar tras las elecciones. Lo que sí sabemos es que nuestra plaza tiene muchos 'novios' y ya la están 'cortejando'. Y ofreciendo carteles de campanillas. Tiempo al tiempo.