Manuel López Camarena

El Yelmo de Mambrino

Manuel López Camarena


Los rebrotes, imparables

19/07/2020

Lo dice el nuevo santón del socialismo español, Salvador Illa, ministro de Sanidad,  cómo podía haberlo sido de cualquier otra cosa, y uno de los gobernantes más lentos, más pastueños, en el tomar decisiones urgentes por vitales, que se han visto en esta cada  día más complicada crisis por la Pandemia de Covid19. Sin duda por esto, por su tranquilidad y calmas en enfrentarse a la Pandemia, o a cualquier otra cosa o problema del día a día español sea por lo que Pedro Sánchez, un primer ministro necesitado de contrapesos propios, del PSOE vamos, en la composición del Gobierno, le diese plaza y colocase en el Consejo de ministros, en plan tapado, para quitarle de encima el trapo guardapolvos y ponerlo a trabajar en plan casi serio. Y así, perro prudente, leal y bien entrenado, lo ha tenido de la Ceca a la Meca -de las negociaciones secretas con Cataluña, la tierra de Illa que hoy se descompone de preocupación por culpa del corona virus, a la gestión, ¡mala gestión!, plena de mentiras, chapuzas y fracasos que han costado miles de vidas, de la crisis del Covid19.

Y digo que Cataluña se descompone, como un terrón de tierra en una charca, porque Cataluña, en espacial zonas de Lérida y áreas próximas a Barcelona y todo su enorme y poblado cinturón metropolitano, en el que hoy, desde fuera de la región, sólo vemos desconcierto y falta de seriedad, que, a buen seguro, va a seguir costando un número demasiado alto de vidas. En Lérida, en Hospitales de Llobregat…, las autoridades no terminan de dar una sensación de seriedad en los planteamientos teóricos contra el bicho, ni se ve eficacia, ni resultados, ni recogida de dividendos, antes al contrario. Gran parte del fracaso de la gestión del Gobierno Torra en su lucha contra esta peligrosa situación, la tiene, sin duda, la incapacidad, enfermiza, de desligar el rollo independentista de la lucha contra los virus. Esta gente, que personalmente no me merece el más mínimo respeto, esta engrasando las máquinas del dolor y la muerte del Covid, con tal de, por ejemplo, no cogobernar con el Estado, pero de verdad, la crisis. Da la sensación de que prefieren acumular muertos y enfermos, antes que, un solo ejemplo, haber perdido unos días preciosos en Lérida, hasta que se despejó la vía judicial, que haber recurrido al Gobierno nacional, o del Estado, o Central, o… para haber afrontado los rebrotes de las gentes de la fruta. Pero no -y no es la primera vez que rechazan la colaboración con Madrid- optan por seguir montados en la mula de la cabezonería cerril de su separatismo, que optar por lo razonable y práctico, que es lo que minimiza crisis y salva vidas. Cada pueblo suele tener lo que se merece.

Unas líneas, pocas, para resaltar el silencio, grave y expresivo silencio, del vicepresidente del Gobierno, el comunista Pablo Iglesias, enredado en el asunto del móvil de su secretaria o cosa parecida. Entre esto, que parece que se enreda, y los bofetones electorales de País Vasco y Galicia, el antiguo vecino de Vallecas, hoy con  mejorado habitáculo, no está en su mejor momento, penosa situación que hace extensiva a su partido, el viejo Podemos, del que uno de sus múltiples sarmientos desgajados, el bebito Errejón, ha afirmado hace tres días que ¡ya no existe! ¿Será verdad?